
En Argentina, la milanesa es una religión con más fieles que el fútbol. En Madrid, todavía es una cuestión de fe. Luis Barranco y Álvaro Vallejo —los apóstoles detrás de La Diez— decidieron predicar con pan rallado y carne de ternera avileña. Tras convertir a los valencianos desde 2022, han aterrizado ahora con su restaurante en el barrio de Las Letras con una propuesta monoteísta: solo milanesas, pero bien hechas.
En el número 43 de la calle Santa María (porque sí, esto ya es peregrinación), se abre la carta con más de diez versiones del mismo plato: desde la receta clásica —con un corte de carne de la Reserva Natural del Valle de Iruelas y un chorrito de limón, por 11,90€— hasta combinaciones más exuberantes como la Napolitana, con burrata y albahaca, o la Fugazzeta Porteña, con cebolla y aceitunas Kalamata. También hay opciones de pollo, cerdo ibérico y una milanesa vegetal.
La Diez, milanesas para todos los públicos
La propuesta de La Diez es democrática: no sobrepasa los 25 euros de ticket medio, pero está diseñada con notable buen gusto. Las guarniciones no son una nota al pie: el brócoli crujiente con salsa de cacahuete, miel y parmesano podría tener su propio club de fans. Y en el apartado dulce, una Chocotorta con galleta chocolina, dulce de leche y mascarpone que debería venir con advertencia emocional. También flan, claro. Casero. Como debe ser.
La Diez no intenta reinventar la rueda, sino afilar bien el cuchillo. Han convertido la repetición en virtud y la nostalgia en propuesta de valor. “Queríamos hacer accesible la mejor milanesa posible”, dicen. Y lo están logrando, milanesa a milanesa.