El bocata siempre ha estado minusvalorado. Relegado a las prisas, a la alternativa de la última opción, al día en el campo. Ligar el concepto bocata al término sofisticación era más un juego irónico que una posibilidad real. Hasta hoy.
Bolero Meatballs
El día que nos enteramos de que había un sitio en Madrid con bocatas de albóndigas se nos cayeron dos lagrimones de felicidad. La idea de bocata de albóndigas produce una asociación de ideas inmediata: bocata de albóndigas = gastronomía yankee = comida rápida = comida basura.
Nada más lejos de la realidad. Las albóndigas de Bolero Meatballs son un milagro de la convergencia de las cocinas americana, rusa y filipina. El local lo montaron hace tres años Nina y May -la primera rusa, la segunda española de ascendencia filipina- demostrando que con apenas 30 años y la idea de vender albóndigas puede romper esquemas. Las hay de la abuela, orientales, de pollo con parmesano y champiñones o veganas. Y te dejarás entre 5 y 10 euros. También tienen una salsa de chilis casera a la que deberías acercarte con cuidado.
C/ de las Conchas, 4.
Bocadillo de Jamón y Champán
Esta sofisticada bocatería va mucho más allá de lo que reza su nombre. Nosotros en concreto ni siquiera probamos el jamón. Sí probamos sin embargo el bocata de pan de cristal con steak tartar o el de ternera asada con mascarpone y gorgonzola, y os podemos asegurar que son una delicia. Podéis aprovechar esta oferta para disfrutar de estas y otras maravillas por solo 12 euros.
C/ Fernando VI, 21 y Av/ Menéndez Pelayo, 15.
Hot&Smoked
Este local malasañero lleva ya dos años sirviendo bocatas al estilo yankee, los llamados «subs» (como el Subway pero de calidad). Solo abren de martes a sábado entre las 19:00 y las 00:00 h. y no les va nada mal. Tienen tres tipos de bocatas: de cerdo deshuesado con salsa barbacoa (el llamado pulled pork), que es su recomendación principal; de pollo frito; y de pastrami, que es el que más disfruté. Por solo 9 euros, el bocata viene además acompañado de unas patatas fritas rizadas y deliciosas. También puedes gozarlo con sus alitas de pollo, sus cervezas artesanas o su cookie de postre.
C/ Puebla, 9.
La Casa Tomada
Cuando entras en La Casa Tomada, ves el menú y escuchas hablar a los artífices del proyecto, te das cuenta de que estos dos hermanos venezolanos, José Antonio y José Miguel, son tragones apasionados. Allí se mascan auténticas bombas de entre 4 y 5 dedos de altura que van: desde el bocata de tiras de ternera asada con gouda, chedar, parmesano gratinado y cebolla caramelizada, el de pollo frito o de pollo teriyaki, o su bocadillo de albóndigas en tomate con mozzarella y provolone. A partir de 8 euros puedes disfrutar de una de sus creaciones y, aunque sabemos que hoy la película va de bocadillos, nos tomaremos la licencia de recomendar sus chilli cheese fries. Hasta luego operación bikini.
C/ Jorge Juan, 55 y San Lorenzo, 9.
John Barrita
Y por último, pero no por ello menos importante, John Barrita, otro de esos templos del bocata que alumbran el camino de la fe en la comida emparedada. Puede parecer un exceso que uno de los tres artífices del proyecto sea el panadero peruano John Torres, pero para lo que para unos es un innecesario desperdicio, para otros es la perfección de cada detalle. Desde 8 euros tienes exquisiteces como la carrillera de ternera con mahonesa chipotle, cilantro y cebolla encurtida sobre pan blanco, o el montadito de steak tartar sobre pan brioche son solo dos de sus delicias. Dicen que presentan los bocatas abiertos para que el cliente no se pierda el espectáculo que encierran. No me extraña.
C/ Vallehermoso, 72.