Hay en la historia de Madrid episodios tan difíciles de creer como interesantes de contar. Momentos que podrían parecer sacados de un generador aleatorio de acontecimientos históricos y que, sin embargo, se sustentan en la realidad. En ese saco podríamos meter, por ejemplo, cuando un barrio de Madrid se independizó durante una semana o el que nos ocupa: cuando Madrid, antes que capital de España, lo fue de Armenia –y es de justicia decir que quien nos ilustró sobre él fue nuestro seguidor Julio Sandoval–.
Si esto fuese una película, ahora se congelaría la imagen y una voz en off –alegoría de Madrid– diría: «Sí, esta soy yo. Os preguntaréis cómo he llegado hasta aquí». Y para encontrar la respuesta hay que remontarse hasta el siglo XIV, concretamente al año 1374.
Fue entonces cuando León V, que llevaba apenas unos meses en el trono de Cilicia –también conocida como «la pequeña Armenia»–, fue secuestrado y llevado a Egipto como prisionero. Un cautiverio que duró 8 años.
El reino imposible: Madrid capital de la pequeña Armenia, un territorio a miles de kilómetros
Durante ese tiempo, León V se dedicó a escribir cartas y a enviar emisarios a distintas coronas cristianas de Europa, así como a otras autoridades, pidiendo ayuda. Y esa anhelada liberación llegó finalmente en 1382.
Inmediatamente después el monarca comenzó un viaje para recuperar su reino que, entre otras paradas, le llevó hasta Badajoz, donde se reunió con Juan I de Castilla. Conmovido por su historia, le hizo múltiples regalos: entre ellos, los territorios de Ciudad Real, Andújar y Madrid.
En aquel momento la capital de un reino estaba donde estuviera su corte, y dado que León eligió Madrid para establecerse, la todavía entonces villa se convirtió en 1383 en la capital de la pequeña Armenia: un territorio a miles de kilómetros de distancia.
La oposición de un pueblo y la vuelta de Madrid a Castilla
Como era de esperar –y aunque el rey extranjero trató de ganarse el favor del pueblo con medidas como la bajada de impuestos o la reparación del ya desaparecido Alcázar– la decisión no fue muy bien recibida entre lxs madrileñxs. Tanto es así que Juan I de Castilla se tuvo que comprometer a devolver Madrid a la corona cuando muriese el rey León.
Finalmente, el 29 de noviembre de 1393 León V falleció rodeado de privilegios pero sin haber su cumplido su mayor deseo: recuperar su reino. Madrid volvió a la Corona de Castilla y el paso del monarca por la ciudad ha quedado como un pintoresco episodio de nuestra historia.
Actualmente quedan pocos vestigios de aquel insólito momento, que tampoco tiene visos de repetirse: el hijo de Juan I de Castilla, Enrique III, prohibió que nadie pudiera volver a hacer lo que había hecho su padre. Pero entre las huellas del paso de León V por Madrid hay documentos históricos (como el que ilustra el apartado anterior) o, según hemos encontrado en esta entrada de Ediciones La Librería, una calle que lleva su nombre cerca de Carpetana.