Los termómetros van a pasar este finde de los 35º en Madrid y eso sólo significa una cosa: calor infernal. ¡Aay, quién tuviera un apartamento en primera línea en Gandía! Pero como en Madrid no hay playa, pero sí piscinas nos sacamos las castañas del fuego (nunca mejor dicho) y nos arriesgamos a volver a casa sin ropa yendo a las piscinas públicas o incluso nos hacemos amigos del más pesado de la ofi o de la universidad para ir a su piscina. Soluciones para refrescarnos buscamos miles, pero las tonterías cosas particulares que hacemos cuando estamos en la piscina, son más o menos las mismas (y no tienen desperdicio):
- Estar dentro de la piscina y hacerse la eterna pregunta: ¿si me orino dentro aparecerá la marca roja? Aparezca o no aparezca, sal y ve al baño, marran@.
- Este es para los chicos: sentarse en el borde de la piscina y hacer dobladillos al bañador para que quede menos marca (para mí, este espécimen se denomina “chulo piscinas”).
- Embadurnarte de crema y a los dos minutos meterte en la piscina, dejando un rastro blanco a tu paso y eliminando por completo el efecto de la protección.
- Intentar tirar a algún amigo a la fuerza sabiendo que va a venir el socorrista a echarte la bronca.
- Quedarse en el borde de la piscina porque el agua está fría y que venga algún “amigo” a tirarte al agua.
- Llevarte un libro…y ni siquiera abrirlo.
- Aguantar a niños chillones: si tienen una piscina para ellos ¿¿por qué se meten en la grande?? Que sí balonazo, chapoteo y volteretas. Te olvidas de que un día fuiste uno de ellos y los odias hasta más no poder.
- Bañadores (tanto en versión femenina como masculina) demasiado pequeños. Los chicos quieren marcar paquete y las chicas…¿quieren que les lean los “labios”?
- Ponerte a tomar el sol protegiendo tu cabeza con la camiseta que llevabas a modo de sombrero. NO, POR FAVOR. Demasiado hortera…
- Fantasear (o aún peor, intentar) ligarte al socorrista de turno (ya sea chico o chica). Da igual si es fea, peludo o no sabe ni hacer la “o” con un canuto, es socorrista y eso, “tiene morbo”.