El Cementerio de La Almudena no es solo un lugar de descanso para los que ya han desaparecido, sino que también es una visita muy recomendable para conocer más de cerca nuestra historia, tanto la de Madrid como la de España. Eso sí, si decides ir a visitarlo, recuerda que es un lugar donde el respeto está por encima de todo. ¿Crees que no te puede aportar nada? Eso es porque no sabes todo lo que alberga…
Su nombre completo es el de Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena y es más grande de la ciudad (con 120 hectáreas) y uno de los mayores de Europa Occidental.
Desde su construcción (en 1884) hasta la actualidad, se han enterrado aproximadamente cinco millones de personas (superando el número de habitantes de la ciudad).
A pesar de que se construyó como camposanto provisional, hoy es el cementerio principal de la capital (bajo su nombre también están el Cementerio Civil y el Cementerio Hebreo de Madrid).
La primera persona que se enterró en la parte civil del cementerio fue Maravillas Leal González (se suicidó) y en la parte religiosa fue Pedro Regalado, un niño de 14 meses.
En total, hay 143 personas ilustres enterradas en La Almudena, como los presidentes de la Primera República, Nicolás Salmerón, Estanislao Figueras, y Margall Francisco Pi, el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, la bailaora Lola Flores, la actriz Lina Morgan o los escritores Pío Baroja o Benito Pérez Galdós.
En 1942 fueron enterrados ocho miembros de la Legión Cóndor, capitaneada por Hitler durante la Guerra Civil. Sus restos descansan detrás de la capilla del cementerio y durante muchos años la polémica les acompaño, pues sobre sus tumbas había una placa con la siguiente inscripción: «Aviadores alemanes muertos por Dios y por España; ¡¡¡Presentes!!!». Ésta fue retirada por el Ayuntamiento en 2012.
El ángel de la muerte que corona la capilla del cementerio es conocido por los madrileños como Fausto. La leyenda cuenta que si alguien escucha su trompeta, la muerte le acecha (ya sea la suya propia o la de algún ser querido), por lo que la historia también cuenta que al principio, la escultura tenía el instrumento sobre su boca, pero por superstición se reubicó sobre sus piernas.
Hay una línea de autobuses (la 110) que circula por dentro del cementerio.
Desde 1994, el cementerio posee una impresionante exposición de antiguos carruajes fúnebres que fueron utilizados entre 1884 y el último tercio del siglo XX. Dichos transportes solo podían ser usados por personas adineradas, como el doctor Gregorio Maraón o el filósofo Ortega y Gasset.
Pues encontrar lápidas con los símbolos comunistas de la hoz y el martillo, otras con el símbolo socialista (la rosa sostenida por un puño) o las que pertenecen a personas religiosas, con la cruz que suele haber en la mayoría de cementerios.