¿Qué palabra se te viene a la mente al pensar en el mercado de Antón Martín? Nosotros lo teníamos claro hasta hace poco: castizo. Y es que en comparación con otros mercados, es uno de los que más ha conservado su esencia.
Aún no se ha convertido por completo en un fifty-fifty entre lugar para hacer la compra o comer cual foodie, pero eso no significa que no tenga pequeños rincones gourmets que deban descubrirse, como el caso de Sr.Cocoa.
Sr. Cocoa es un pequeño puesto que se encuentra en una esquina de la planta baja del mercado y del que os advertimos que causa el mismo efecto que el escaparate de Juliette Binoche en Chocolat. Está regentado por José, quien se encarga de contagiarnos su pasión por el auténtico oro azteca. Para descubrir todo lo que ofrecen estos escasos metros cuadrados puedes sentarte a tomar un chocolate acompañado de bizcocho casero o simplemente preguntar. En ambos casos, la experiencia será un gustazo.
José sabe lo que se hace. Contacta directamente con los proveedores de cacao y elige solo los mejores, algo que se nota en el resultado final de lo que ofrece. Intenta que sus productos sean de comercio justo y ecológicos, ya que así no se pierde la calidad final del cacao.
Su concepto de chocolate bebible se aleja bastante del que estamos acostumbrados, ya que tiene una textura bastante más ligera y menos empalagosa que nuestro tradicional chocolate a la taza. Se sirve en formato barrita para derretirlo en la leche y hay un montón de variedades, pero nosotros probamos uno con especias indias y otro con té matcha, ¡buenísimo!
Si en formato líquido ya nos costó decidir, imaginad cuando José nos enseñó la variedad de tabletas y formatos que ofrece para llevar a casa. Los granos provienen de diferentes países y se pueden elegir chocolates que varían en intensidad, aunque los que más abundan son los de alto porcentaje de cacao: chocolate con almendra y sal marina, con galleta de jengibre, con caramelo y nuez y un largo listado con el que no fallar nunca.
Si sois amantes del chocolate de verdad, tenéis que dejar que José os descubra su rincón y os contagie con el mismo entusiasmo con el que él vive por el oro azteca.