Una auténtica obra de arte y una inusitada fuente de equilibrio ecológico.
El jardín vertical que luce una de las fachadas del edificio de Caixaforum Madrid es uno de esos elementos icónicos de la ciudad. No importa cuántas veces pases por allí. Te sigue llamando la atención y ahí van unos cuantos datos que te harán enamorarte aún más de esta combinación de ingeniería, ecologismo, jardinería y estética.
Sin tierra de por medio
El artífice de la iniciativa fue Patrick Blanc motivado por la premisa de que «las plantas no necesitan tierra, sólo agua, minerales, luz y dióxido de carbono». Concretamente dijo: «las plantas no necesitan tierra, ya que la tierra no es más que un medio. Sólo el agua y los múltiples nutrientes disueltos en ella, junto con la luz y el dióxido de carbono, son esenciales para las plantas. Allá donde el agua no falta nunca, como en los bosques tropicales, las plantas se extienden sobre los troncos de los árboles, las rocas de los acantilados… Por ejemplo, unas 2.500 de las 8.000 especies de plantas conocidas en Malasia crecen sin tierra».
Por medio mundo y primero en España
Su invento está presente hoy en ciudades de todo el mundo: París, Bruselas, Nueva York, Osaka, Bangkok, Nueva Delhi y Génova, por citar algunas. Además, no solo es el primero que se instaló en nuestro país sino también el más grande, con una superficio de 460 metros cuadrados.
Plantas de todas las formas, colores y tamaños
Más de 15.000 plantas cubren el muro con especies de plantas autóctonas y foráneas que se asientan sobre una manta húmeda.
Y el muro, indemne
Cualquier que haya visto lo que una higuera puede hacer con el acerado temería por el muro de Caixaforum. Pero Blanc se encargó una vez más de explicar para dummies: «cuando las raíces pueden crecer en profundidad dentro de una pared, fácilmente pueden dañarla y causar destrucción. Es lo que ocurrió con los templos de Angkor (Camboya). Este daño se puede evitar si el agua se facilita de forma regular a las plantas. Las raíces se esparcen sólo por la superficie, sin dañar el interior de la pared».
La estructura
La estructura del jardín vertical lo componen tres elementos: una estructura metálica, una lámina plástica y una capa de fieltro de poliamida. Tiene una altura de 24 metros, un grosor de casi un metro y una longitud de 19 metros, y se ha colocado algo separado de la fachada del edificio existente con el fin de liberar a esta de la carga.
Todo ventajas
Pero además de su atractivo estético (mi madre diría que atrae a los bichos), actúa como un eficaz agente medioambiental, aísla del ruido y preserva la fachada de las inclemencias del tiempo. Además, el jardín actúa como aislante: en invierno aísla del frío y, en verano, actúa como sistema de refrigeración, lo que ayuda a ahorrar energía en ambas estaciones. Y por si fuera poco, también actúa como filtro antipolución, limpiando las partículas de contaminación del aire al ser atraídas por su fieltro, donde se descompondrán para convertirse en fertilizante para las propias plantas.
Y todo muy light, como la CocaCola
El peso del jardín apenas alcanza los 30 kilos por metro cuadrado, lo que permite que este tipo de estructuras puedan acoplarse a prácticamente cualquier pared.
Su primo hermano madrileño
También diseñado por Patrick Blanc, la fachada de la Torre de Cristal del paseo de la Castella también goza de un jardín vertical digno de admiración.