La estatua en homenaje a Federico García Lorca que se encuentra en la madrileña plaza de Santa Ana tiene ahora las manos vacías: el monumento en su recuerdo ha sido vandalizado y la alondra a punto de alzar el vuelo que sostenía entre sus manos ha desaparecido.
Según informa la agencia EFE, esta martes a primera hora de la mañana técnicos de la Dirección General de Cultura del Ayuntamiento de Madrid se han desplazado hasta el lugar para realizar una visita técnica y buscar el ave de bronce desaparecida por los alrededores. En caso de que no apareciese ni en esta ni en búsquedas sucesivas, será necesario encargar una reproducción de la pieza.
Alicia Torija, diputada de Más Madrid en la Asamblea regional, ha compartido en su perfil de Twitter una fotografía que muestra el estado actual del monumento, acompañado de un mensaje en el que señala que no es la primera vez que la estatua que recuerda al poeta, dramaturgo y prosista de la Generación del 27 sufre un ataque de estas características.
Nuevamente vandalizada en Plaza de Santa Ana la estatua de Federico García Lorca robando la paloma de bronce de sus manos. Les molesta lo que fue y lo que significa. Su vida, su muerte, su ejemplo.
#Orgullo #Memoria pic.twitter.com/5g0cmFRM0G— ALICIA TORIJA (@Alicia_Torija_L) August 1, 2022
El monumento fue el blanco de otro acto vandálico similar en el año 2011, y también entonces se saldó con la desaparición de la alondra. En ese caso el ave no llegó a aparecer, y al no existir molde hubo que reconstruirla y modelarla basándose en diversas fotografías que se conservaban en los archivos municipales.
Una estatua por el aniversario de Yerma
En el año 1934 se cumplía el 50 aniversario del estreno de Yerma (1934) y por aquel entonces Miguel Narros, director del Teatro Español, solicitó al Ayuntamiento que se levantase una estatua en recuerdo de Lorca en la plaza de Santa Ana, justo frente al Teatro.
La obra, tal y como recoge la web monumentamadrid.es, fue realizada por el escultor Julio López Hernández entre los años 1984 y 1986, pero permaneció en el Cuartel de Conde Duque una década hasta que se instaló en su ubicación actual, tras la finalización de unas obras en la plaza. Su descripción formal especifica que la estatua de Federico García Lorca «sujeta entre sus manos una alondra a punto de volar para posarse en el teatro«.