Hace mucho tiempo que ver a alguien realizando una llamada desde una cabina telefónica es una escena que no se repite en las calles de Madrid –ni de ninguna otra ciudad española–. Sin embargo, a pesar de su desuso, los postes de estos teléfonos públicos han resistido el paso del tiempo y a día de hoy permanecen como un recordatorio de lo que un día fueron: un servicio popular que se utilizaba en un tiempo en el que para llamar aún era necesario llevar algunas monedas en el bolsillo.
Ahora, lo que queda de estas cabinas que han formado parte durante décadas de nuestro paisaje urbano –y para algunas generaciones quizá, también, parte de su paisaje emocional–, desaparecerá definitivamente a lo largo de 2022. Esta decisión se aprobó el pasado mes de noviembre en el Consejo de Ministros, con el Proyecto de Ley General de Telecomunicaciones, que eliminará también las guías telefónicas.
Ya en el año 2019 la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) recomendó la retirada de las cabinas pero será próximamente, con la entrada en vigor de la ley durante el próximo año, cuando la obligación que tenía Telefónica de mantener estos elementos del mobiliario urbano desaparecerá.
Por otro lado, los datos relativos al uso –o más bien, desuso– de estos aparatos señalan la evidencia: según las cifras recogidas por ABC en este artículo, «las 14.824 cabinas que había repartidas por toda España al inicio de 2021 registraron una media de 0,17 llamadas al día, es decir: una llamada a la semana de promedio«.
Una segunda vida para las cabinas: bibliotecas y un homenaje
Ante su desaparición, ha habido algunos intentos de reconvertir estos ‘tótems’ en espacios con otras utilidades que justificasen su existencia en la actualidad. Por ejemplo, algunos de ellos pasarán a ser pequeñas bibliotecas de carácter popular, como ha ocurrido en San Sebastián de los Reyes. Ha sido en este municipio madrileño donde, como informaba Luis de la Cruz en este artículo de Somos Madrid, el Pleno aprobó reconvertirlas en bibliotecas y puntos de wifi gratuito.
Por otro lado, paradójicamente, mientras todas las demás desaparecen una nueva cabina se instalará en Chamberí, concretamente en la plaza del Conde Valle de Suchil con el cruce de la calle Arapiles. El motivo es el de rendir homenaje al cineasta Antonio Mercero, director de ‘La cabina’. Este monumento le recordará a tan solo unos metros del lugar en el que rodó una de las películas más icónicas de nuestro cine, con José Luis López Vázquez de protagonista, hace ahora casi cinco décadas.