Afirmar que menos es más normalmente es una cuestión de prudencia. Un ejercicio de minimalismo que se justifica por el miedo a que un añadido rompa la armonía. Y la cocina es, probablemente, el campo en el que más veces se repite esa afirmación. Ahora bien, no es necesariamente cierta. Cuando se sabe lo que se hace (ahora viene una perogrullada): más es más.
Es el caso de AmaLasaña (spoiler: no está en Malasaña y su especialidad son las lasañas), un nuevo local de Ponzano que solo tiene delivery y cuyas lasañas son auténticas piezas de jenga a punto de derrumbarse. El ejemplo más inmediato, la Señora Norris: chocolate, bechamel de coco y compota de zanahoria son algunos de los ingredientes de esta reinterpretación de la lasaña clásica. No le caben más ingredientes. No le sobran más ingredientes.
La carta, además, tiene la longitud necesaria: tres lasañas (la clásica, la de pollo y la vegetal) y una que va rotando cada mes en función de la temporada. ¿Ejemplos? De cachopo o de setas y morcilla.
Parte del encanto es el pack que te llega cuando pides a AmaLasaña: te llega una lasaña ya hecha a la que solo le falta rematarla en el horno o en el microondas. Para ello incluyen queso, toppings y un pan específico.
Igual que el chiste del Chiquito de la Calzada que dice que encuentra un botón y a partir de él se hace un abrigo, en Ama Lasaña (apenas unos meses abiertos) ya se plantean abrir un local en Malasaña. Lugar donde, indudablemente, también triunfaría porque, a fin de cuentas, ¿quién no quiere probar “la lasaña que nunca te haría tu abuela”?