Decía Georgie Dann, el rey de las canciones horteras del verano, algo así como “yo tengo un chiringuito a orilla de la playa lo tengo muy bonito y espero que tu vayas”. Si consideras que eso solo puede decirse en las ciudades con playa, es que aún no has asumido que la gran frustración de Madrid es no tener playa y que por eso intenta hacer todo lo posible con tal de imitarla. Por eso hay “playas de mentirijilla”, olas artificiales…y chiringuitos.
El ambiente de los chiringuitos es muy auténtico y difícil de imitar: señores de barriga cervecera que devoran calamares sin camiseta, arena por todas partes, mujeres en pareo, barullo y ruido de cubiertos. Aunque nunca tendremos eso, sí que podemos acercarnos lo máximo posible sirviendo los platos típicos que estos bares playeros como los espetos, los boquerones o las sardinas en bares como estos ¿Falta alguno?
Chiringuito del Señor Martín
C/Mayor, 31
Es un pedacito de playa entre el gentío y el estrés del lugar más céntrico de la capital. Huele a buen rollo, a sal y a refugio anti-problemas y en eso la decoración tiene mucho que decir. Es un beach bar con estilo y glamour del que no puedes salir sin haber probado su salmorejo y el cucurucho de calamares.
Bar Ojalá
Calle de San Andrés, 1
Vas paseando por Malasaña y entre bicicletas y tiendas vintage de pronto te entra el mono de playa. De pronto te cruzas con este bar y ¡PUM! Deseo concedido…Más o menos, claro. Hasta que no se construya la playa artificial Wet Madrid no será posible. Al caso, está inspirado en los baretos playeros nocturnos, con un montón de arena, bombillas de colores y música de los Beach Boys de fondo. Ideal para desconectar.
El Chiringuito restaurante
Calle del Gral Oraá, 46
Para ser sinceros el nombre no hace mucha referencia a lo que suele evocar un chiringuito ya que parece un restaurante normal pero su carta no dista mucho de la que puedas encontrar en Valencia o Barcelona. La comida es casera y se atreven a innovar con un menú con recetas tradicionales españolas con asiáticas.
El Tinterillo de Málaga
Carrera de S. Jerónimo, 32
No tiene desperdicio, de verdad. La filosofía del bar no puede ser más andaluza. Si quieres comer tienes que estar atento a la “subasta” de las raciones, que consiste en un camarero pregonando que está sirviendo pescaito, chanquetes, sardinas, cazón, espetos…
El Chiringuito de Usera
C/San Filiberto, 12
Es un bar sencillo, sin pretensiones y hasta parece un poquito cutre pero ¿Quién dijo que un chiringuito tenía que ser de revista? Los nombres de sus raciones no tienen desperdicio: chorizo del congreso, culo de cochino, la ruta del bacalao o anchoa echando la siesta.
Casa de Valencia
Paseo Pintor Rosales, 68
La paella no puede faltar en ningún chiringuito y aquí, sirven unas de las mejores de la capital. Siéntete como en la Malvarrosa mientras tomas un buen arroz (sin marisco, a ver si queda claro que la valenciana NO lo lleva) y una ración de sepia. Es un poco caro pero desde luego es más barato que una escapada al Mediterráneo ¿No?