Es evidente que el paso de «Filomena» por Madrid fue bastante notorio, y no solo por la nieve, el frío o el hielo que dejó a su paso, sino por los 800.000 árboles caídos en la capital. Casi la mitad de los ejemplares de los que dispone Madrid (1.7 millones en total) cedió ante el ataque de «Filomena», y el estado de la Casa de Campo 3 semanas después es un claro síntoma del destrozo que causó esta borrasca.
El considerado gran pulmón de la capital aún no está abierto al público, o al menos no lo está en su totalidad. En su interior ha habido cerca de 500.000 árboles dañados, y muchos de ellos se encuentran derribados y en el suelo. Es por ello por lo que desde el Ayuntamiento procederán a triturarlos y a utilizarlos como abono en el propio monte.
Tras este primer proceso que «ayudará a reproducir el propio ciclo de la naturaleza», vendrá un largo proceso de plantación que tratará de recuperar el ecosistema de la Casa de Campo.
Tal y como menciona Francisco Muñoz, director general de gestión del agua y zonas verdes, será un proceso largo en el que «hay que respetar el tiempo de respuesta…no vamos a sustituir un árbol por otro, eso no tiene sentido, esa regla no se cumple aquí».
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