Como prueba de una iniciativa presentada en el marco de Madrid in Motion, un centenar de privilegiados (o no) tendrán la posibilidad de pagar en los autobuses madrileños con la cara –que no es lo mismo que por la cara–.
Para tal empresa ha sido necesaria la colaboración a tres bandas entre la EMT (Empresa Municipal de Transportes); la startup británica Saffe (especializada en autenticación de reconocimiento facial); y el Banco Santander.
Su implantación se presume gradual, aunque se prevé que llegue en octubre o noviembre y que la fase piloto se alargue durante seis meses. Sobre su instalación definitiva hay cautela: solo se implantará si el proyecto es exitoso y tiene aceptación entre los usuarios.
El sentido de esta medida se entiende desde dos perspectivas. Una es la de eliminar la venta de billetes sencillos; la otra, la de acabar con el uso de dinero en efectivo.
Esta prueba piloto para el pago biométrico requerirá de un paso previo que registre los rasgos faciales del usuario. Es decir, será necesario descargarse una app, introducir datos de pago y vincularlos a la cara del usuario. Luego, en el autobús, una cámara de reconocimiento facial permitirá validar la identidad del usuario.