Hace algún tiempo, el Observatorio de Salud y Medio Ambiente del Instituto DKV de la Vida Saludable, propiedad de la aseguradora DKV, publicó en colaboración con el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) el estudio Baños de bosque, una propuesta de salud.
En resumen, el estudio venía a plantear que «los espacios verdes disminuyen los niveles de estrés, ansiedad, insomnio y estado depresivo, a la vez que reducen la obesidad, la diabetes y la presión arterial, ayudan a prevenir determinadas enfermedades no transmisibles y mejoran el sistema inmunitario», enfermedades y sintomatologías que han aumentado a medida que lo hay hecho la urbanización de la sociedad.
¿Qué es un baño de bosque?
Los baños de bosque (Shinrin-yoku en japonés) son una práctica que a principios de los 80 empezó a promover en Japón el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca. Dado el éxodo rural masivo en un país donde aproximadamente el 80 por ciento de su población vive en ciudades, el gobierno nipón decidió promover esta iniciativa consistente en visitar zonas de bosque y conectar con el entorno: observar, caminar, sentarse, escuchar.
Se calcula que alrededor de dos millones de personas lo practican en Japón. Algunas empresas incluso lo ofrecen a sus trabajadores como alternativa a un estrés laboral que en 2015 provocó 2.310 suicidios. El objetivo del informe era por tanto visibilizar y promover los baños de bosque como una terapia preventiva, una práctica saludable que radica en un remedio barato y sencillo: escapar al campo. «No sería extraño que en el futuro los médicos prescribieran paseos por el campo. Una medicina preventiva con coste cero para las administraciones», explicaba al diario El Mundo el consejero delegado de DKV, Josep Santacreu.
Santacreu remarcaba a raíz de la publicación del estudio que “si bien existe una amplia concienciación institucional y social sobre los efectos negativos que la contaminación y los daños en la naturaleza pueden tener en nuestra salud y calidad de vida, las bondades terapéuticas de los espacios naturales en las personas no son tan conocidos por la población”, y añadía que» diversos estudios científicos indican que la exposición a la naturaleza se está erigiendo como un remedio tan sencillo como beneficioso tanto para nuestra salud mental como física”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también analizó los efectos beneficiosos del contacto con la naturaleza. Según la OMS, la salud no consiste únicamente en una “ausencia de afecciones o enfermedades” sino de una mejora de las condiciones personales.
¿Cuáles son entonces estos beneficios exactamente? Según el estudio de DKV, la exposición a ecosistemas forestales favorece la disminución del sistema nervioso simpático, reduce los requerimientos de oxígeno por parte del córtex cerebral, rebaja la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, disminuye las hormonas del estrés y los niveles de glucosa, fortalece el sistema inmunitario, mejora el estado de ánimo y el bienestar psicológico al tiempo que rebaja la tensión psicológica y sus derivados (estrés, ansiedad, falta de sueño, depresión, fatiga, malhumor, etc.). Ahí es nada.En cualquier caso, Marta Pahissa, responsable de Desarrollo y Gestión de Proyectos de Medio Ambiente de DKV Seguros y coautora de la publicación, matizaba la cuestión y añadía que “es evidente que gran parte de los efectos que tienen los entornos naturales en nuestra salud todavía se tienen que puntualizar, pero no hay duda que los resultados obtenidos hasta el momento nos permiten posicionar el contacto con la naturaleza como una práctica terapéutica y preventiva tanto para enfermedades psíquicas como físicas”.
Hace apenas 50 años el 70 por ciento de la población mundial vivía en zonas rurales y así fue siempre. No estamos diciendo que porque siempre ha sido así, así debería seguir siendo, pero es importante entender que la humanidad ha evolucionado como sociedad pero también como individuos que poco se parece a eso de coger el metro, pasar 8 horas delante de una pantalla, volver a coger el metro, dormir y vuelta a empezar.
En la Comunidad de Madrid hay multitud de sitios donde practicar estos baños de bosque. Y si no eres capaz de pensar en ninguno ahora mismo, la web Coaching Artesano recomienda algunos como el bosque de la Herrería, los humedales de El Escorial, los pinares de Peguerinos, los castaños centenarios de La Herrería o los pinares de Abantos.
Pero, en definitiva, se trata de desconectar, de moverse y de dejar a la mente que vuelva a ese estado natural donde había menos preocupaciones, todo pasaba un poco más despacio y uno tenía tiempo para aburrirse.