Una mujer blanca acarrea su pesada cámara fotográfica por las calles de Harlem. La escena no habitual; las mujeres blancas nunca se adentran en el barrio negro de Manhattan. Pero Berenice Abbott ni es mujer ni es blanca: es fotógrafa, como dice ella, y necesita documentar la realidad neoyorquina de principios del siglo XX.
Abbott fue la primera fotógrafa en retratar los orígenes de Nueva York actual en la década de los años 30. Sus imágenes inmortalizan una ciudad que crece en vertical hasta arañar las nubes, mientras la era anterior se desvanece a ras de suelo.
La Fundación Mapfre (Paseo de Recoletos, 23) acoge hasta el 25 de agosto la mayor retrospectiva de Berenice Abbott en España en un viaje fotográfico que evidencia la evolución de su mirada sensible y reveladora.
Las calculadísimas instantáneas de Abbott muestran en el cambio, el principio y el fin. La fotógrafa se obsesionó con la modernidad, patente en los rascacielos de hierro que empezaban a levantarse en Nueva York. Con pretensiones documentales pero con un ojo artístico imposible de disimular, retrató antes que nadie lo que es hoy la Gran Manzana.
Antes de marcharse a Nueva York, Abbott había montado su propio estudio en París. Allí fotografió la faceta social de la modernidad en forma de mujeres valientes, autónomas y poderosas, que vestían a la moda masculina y mostraban al mundo un aspecto andrógino cada vez más distanciado del estilo decimonónico.
El final de la carrera de Abbott estuvo marcado por su interés en la ciencia. Estas fotografías científicas son didácticas y estéticas a la vez, un trabajo muy diferente a toda su obra anterior y, sin embargo, marcadas por la esencia inigualable de Berenice Abbott.
‘Berenice Abbott. Retratos de la modernidad’ se puede visitar en la Fundación Mapfre (Paseo de Recoletos, 23) hasta el 25 de agosto. Más información en la página web.