El Real Jardín Botánico acoge, desde hace 16 años, una colección única de bonsáis. Sin duda, es una de las zonas del botánico más queridas por los visitantes, pero lo que muchos no saben es que es una donación de Felipe González, presidente del Gobierno de España desde 1982 hasta 1996.
Durante sus años en el Palacio de la Moncloa, el que fuera presidente se convirtió en un auténtico experto en el cuidado de bonsáis gracias a la ayuda del paisajista Luis Vallejo. Una tarea para la que, además de conocimientos botánicos, se requiere mucha paciencia. Según el Centro Social de Investigaciones Científicas (CSIC), se trata de la colección más famosa de nuestro país.
Y no es para menos, el mandatario español aprovechó sus viajes para conocer todo sobre el mundo de estos pequeños árboles. Incluso en 1991 viajó a Japón para visitar a famosos cultivadores y se trajo a España varios ejemplares. Aunque algunos proceden de lugares recónditos del mundo, la mayoría son especies autóctonas en miniatura como encinas, pinos, sabinas o tejos.
En 1996, Felipe González donó más de un centenar de bonsáis al CSIC, que los cuidó con mucho mimo hasta 2005, cuando fueron cedidos al Real Jardín Botánico. Es en este espacio donde todavía se pueden visitar los ejemplares, que se ubican en la parte más elevada del jardín, pegada a la calle Alfonso XII. Una franja de terreno orientada a poniente, donde se puede ver gran parte del jardín, que exhibe miles de especies vegetales en sus ocho hectáreas.
Si bien, no toda la colección se encuentra a la vista del público. Según diferentes informaciones, el expresidente del Gobierno conserva en su domicilio los bonsáis más especiales, que cuida con devoción, tal y como hacía durante su etapa en la Moncloa. Unos ejemplares que todavía no sabemos si acabarán en el Real Jardín Botánico.