Los cuerpos orondos del colombiano regresan a Madrid después de más de 10 años sin una sola exposición.
La relación sostenida entre Fernando Botero y la capital de España está marcada por la admiración y el cariño mutuo. La nuestra es una historia que ha surcado los años sin resquebrajarse, a pesar de que no hayamos tenido un contacto cercano desde hace tiempo.
Botero vuelve a Madrid para presentar sus nuevas mujeres desnudas, sus toreros y sus bailarines, sus formas redondeadas que, como los trazos de Picasso y las bailarinas de Degas, son reconocibles por una parte inmesa del público, sin necesidad de ser un cooltureta muy instruido.
Las madrileñas y los madrileños conocemos a Botero, le pongamos nombre o no, por la Mujer con espejo que se contempla a sí misma tumbada en en la plaza de Colón. De hecho, ella es un obsequio que el artista regaló a Madrid tras el éxito masivo de una exposición celebrada en la capital en 1994.
La galería Marlborough (Calle de Orfila, 5, Chamberí) será el hogar temporal de los trabajos más recientes del pintor de Medellín hasta el 30 de marzo.
Foto: «Eva» de Fernando Botero