En Madrid siempre hay cosas nuevas por descubrir: lugares secretos, jardines ocultos, comercios singulares, vestigios que hablan del origen de la ciudad… Pero además alberga una de las curiosidades en las que quizá, precisamente por encontrarse a la vista de todos, no se repara tan a menudo: el propio nombre de las calles.
Divertidos, curiosos, con historia… Estos son algunos de los nombres más originales que se pueden encontrar en el callejero madrileño.
Calle de la Pasa
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Esta estrecha calle entre la Plaza del Conde Barajas y la Plaza de Puerta Cerrada (cerca de la Plaza Mayor) es conocida por un dicho popular: “El que no pasa por la calle de la Pasa no se casa”. Su nombre se debe a que en esta calle se encontraba el arzobispado, donde era obligatorio acudir para poder contraer matrimonio.
Calle del Desengaño
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Es una calle paralela a Gran Vía, y es de las que tienen historia. La leyenda cuenta que en el siglo XVI dos caballeros, Caballero de Gracia y Vespasiano de Gonzaga, se batieron en duelo en esta calle. Mientras peleaban, la aparición de una mujer que escondía su rostro bajo un velo los distrajo e hizo que abandonaran el combate. Cuando la alcanzaron, descubrieron que debajo del velo su rostro estaba momificado, y la respuesta de ambos dio nombre a esta calle.
Calle de Salsipuedes
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— amh1980 (@alfonso1980red5) July 30, 2020
Está en Villaverde y, al parecer, no hay ninguna historia sorprendente que explique el origen de su nombre: se trata de una mera descripción de la calle. Sin embargo, se da la situación de que tras uno de los números de esta vía se encuentra la Oficina de Empleo, una casualidad que tiende a ser comentada.
Calle de la Alegría de la Huerta
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Se encuentra en el barrio de Los Ángeles, en Villaverde, y hace referencia a una zarzuela homónima, obra de Federico Chueca, inspirada en la huerta de Murcia. Toda la zona está formada por calles con nombres de zarzuelas, lo que la convierte en una de las zonas más castizas y chulapas de la capital.
Calle de Mira el Río (alta y baja)
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Cuentan que esta calle se bautizó así porque los vecinos, al ver cómo la crecida del Manzanares, ocasionada por las lluvias torrenciales de 1939, atravesaba la calle, gritaban «¡Mira el río!». Se encuentra en el Madrid de los Austrias y, antes de las lluvias, la Baja se conocía como calle de las Pulgas y la Alta como calle Juan García Pasarón.
Pasadizo del panecillo
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También en el Madrid de los Austrias, entre la Basílica de San Miguel y el Palacio Arzobispal, esta calle debe su nombre a que era el lugar en el que se repartían panecillos entre los necesitados. Eso sí, con una condición: antes debían ir a misa. Fue una práctica que se mantuvo hasta el año 1829.
Calle de Puñonrostro
Situada muy cerca de la Plaza Mayor, podría pensarse que su nombre viene de una pelea entre dos caballeros. Sin embargo, se refiere al título de un noble: Juan Arias Dávila, conde de Puñonrostro. Esta distinción le fue concedida por Carlos I por no ayudar a los comuneros de Madrid.
Calle de Tintín y Milú
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Se encuentra en el barrio de Alameda de Osuna desde el año 1999, cuando se presentó la iniciativa para rebautizar la calle, con el objetivo de conmemorar el 70 aniversario del cómic. Desde entonces, los dos conocidos personajes de dibujos de Hergé forman parte del callejero madrileño.
Fotografía de portada: Manuel M. V. / Flickr