El Canadiense es el único local de Madrid en el que podrás probar la cocina tradicional de Canadá.
Las zonas de Chamberí y Argüelles pueden presumir de no dormirse en los laureles en lo que al ámbito gastronómico se refiere. No pasan más de dos semanas sin que haya una novedad foodie en alguna de sus calles y un ejemplo de ello es El Canadiense (C/ Carranza, 10), el cuarto local en Madrid del grupo Bar Galleta.
Su aspecto ya llama la atención desde fuera: te recibe con un enorme mapa mundi y una bandera del país al que hace referencia. Dentro, la decoración, la iluminación y la música te hacen desconectar del ajetreo que se vive en una zona tan transitada. De primeras puedes pensar que es otro cuqui-local más de los que abundan por el centro. Y de hecho, lo es. Pero lo importante es no quedarse únicamente ahí. Yendo más allá de su decoración vintage, nosotros decidimos adentrarnos en la parte verdaderamente importante de este viaje sin jet lag: la comida.
Su cocina está abierta de forma ininterrumpida, por lo que puedes ir a desayunar, tomar un café o cenar. La especialidad de su carta son las hamburguesas, divididas en las que se preparan con carne de wagyu y las especiales, en las que encontrarás opciones tan variadas como la Porky, de cerdo mechado, la India, preparada con pollo especiado en salsa massala, o la Fishy, con tataki de atún.
Aunque también tiene toques de la cocina canadiense, como su Poutine, preparado con boniato frito, bacon ahumado, queso y una salsa muy similar a la barbacoa o el Tourtier, un pastel de carne, verduras y puré de patata típico de la región de Quebec. Aunque es un entrante, es bastante contundente y la carne es jugosa y sabrosa, por lo que merece la pena para entrar en calor.
Las alitas de pollo al sirope de arce (típico de la zona) nos encantaron. Si de por sí solas son un acierto seguro, el sirope les sentaba genial, eso sí, prepárate para pringarte. Sabemos que el hummus no es autóctono, pero esta versión triturada de los garbanzos nos tiene enganchados, por lo que elegimos su variedad con pesto (va acompañado de crudités y pan). No podíamos irnos sin probar alguna de sus hamburguesas, así que nos dejamos aconsejar y tomamos la India. Aunque el sabor nos gustó, quizá preferiríamos tomarlo como un plato a parte y no en formato burguer. Antes de pasar al postre tomamos el curry rojo de pollo con verduras y arroz, que quizá fue el plato más flojo de los que tomamos. Eso si, el broche final supo más que bien, pues elegimos su Pecan Pie y fue todo un acierto.
En general, lo ideal de El Canadiense es probar los platos inspirados en Canadá, pues es lo que marca la diferencia y hace que este viaje sin escalas merezca la pena para volver a elegir el mismo destino una vez más.