En la Casa de Campo encontramos un palacete que fue objeto de deseo para la realeza española hace quinientos años. Rodeado de jardines y bosques (entonces aptos para la caza, una de las grandes aficiones de los Austrias), fue comprado en el siglo XVI por Felipe II, gran enamorado de Madrid, que lo convirtió en un lugar ideal para el recreo.
Este sitio se conoce como Casa de los Vargas, nombre que hace referencia a la familia de la nobleza madrileña que mandó construir el edificio en 1519. Hoy en día es un monumento municipal, considerado Bien de Interés Cultural por situarse dentro de un espacio natural histórico.
Para dar un papel digno al edificio, hoy en día olvidado, la Dirección General de Patrimonio Cultural y Paisaje Urbano ha puesto en marcha un plan de recuperación que devolverá el palacete a la vida. Se convertirá en un centro de interpretación lleno de referencias al pasado del inmueble y a la importancia de la Casa de Campo en la historia de la ciudad.
El equipo de restauración valorará el estado de los elementos arquitectónicos originales. Para ello ya ha eliminado todos los añadidos que se incorporaron en el edificio durante el siglo XX, cuando la Casa de los Vargas se convirtió en la sede del Instituto Municipal de Deportes.
Inma Sanz, vicealcaldesa de Madrid, ha declarado que las obras de acondicionamiento empezarán en 2025 y durarán 15 meses. Se les destinará un presupuesto de nueve millones de euros, que en su mayoría proceden de los fondos Next Generation EU.