En Bel Mondo hay cola en la puerta un martes a las dos de la tarde. Es curioso, porque casi nadie va sin reserva, pero el gigantesco local de la calle Velázquez sigue igual de solicitado que cuando abrió hace ya tres años. Este restaurante en perpetua tendencia se ha unido a la última moda culinaria: la cocina a cuatro manos o colaborativa. Para llevarlo a cabo han contado con el chef de Ikigai, Yong Wu Nagahira y, por supuesto, con el chef ejecutivo del grupo Big Mamma en España, Daniele Tasso.
Esta unión de la gastronomía italiana y la japonesa solo estará disponible los días 9, 10, 11 y 12 de marzo, pero se puede reservar desde hoy en su web. El hilo conductor de este contundente menú es la pasta —era lógico, ya que es fundamental para ambos, pero la elaboran de manera diferente— de ahí el nombre que le han dado a la acción: Pasta Members Club.
Son 5 pases con un total de 7 platos, lo puedes pedir entero (tiene un precio de 65€, sin bebida) —si te ves con fuerzas— o platos por separado.
El aperitivo es una croquigai, una croqueta de patata —sello de Ikigai— con un relleno típico de la cocina napolitana. Los antipasti son tres: tres gyozas al estilo japonés rellenas de picante bomba pugliese, rabo de toro y fresco baccalà mantecato. Sigue la burrata fritta, que es exactamente como la bomba que suena: el queso italiano con una capa de panco, otra de tempura y 4 minutos en la freidora. Para aligerar hay un tiradito de dorada con salsa de limón.
Lo fuerte (y el plato estrella) es el carbo-ramen. Para los que no conozcan el restaurante —o no tengan Instagram— Bel Mondo es conocida por su carbomamma, una carbonara servida en un queso vaciado. Así que el plato principal lleva la misma pasta, pero con ingredientes y formato de ramen. El segundo es el plato más interesante del menú y donde menos forzada está la fusión: se trata de una dorada envuelta en alga kombu con salsa de tomate, alcaparras, aceitunas y ajo.
Por si todo lo anterior no te había dejado saciado, el postre no se anda con remilgos. El Dorayaki Rocher juega con tus sentimientos si eres un millenial que ha crecido viendo Doraemon. Este postre japonés, que podría ser el pan con chocolate de las casas españolas, adquiere el tamaño y esponjosidad de una tortita con un relleno de chocolate y avellana y un toque de nata. Da igual lo lleno que estés, merece la pena.