
Hay restaurantes en Madrid en los que poder comer de cine (a través de sus platos).
El cine es un homenaje a todos nuestros sentidos. O más bien a nuestra emociones, porque en una sola película, pueden despertarse todas. Alegría, tristeza, sorpresa y hambre. Sí, hambre. Porque del mismo modo que habrás acabado llorando porque Andy dona sus juguetes, también habrás querido atravesar la pantalla para que Juliette Binoche adivine cuál es tu chocolate preferido.
Aún no existen cines en los que puedas oler lo que aparece en pantalla (ni mucho menos saborear), pero sí existen restaurantes en Madrid en los que matar nuestro deseo de saborear una Big Kahuna como la de Samuel L. Jackson en Pulp Fiction o las pizzas que se mete Julia Robert entre pecho y espalda en Come, reza, ama.
Strudel de Malditos Bastardos
En Malditos Bastardos, nuestra atención queda completamente dividida entre el mal rato que le hace pasar Hans Landa (Christoph Waltz) a Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent) en la escena del pastel y entre el propio pastel. Se trata de un strudel de manzana que hace las delicias de cualquier amante de la repostería. En Madrid podrás degustarlo sin el jaleo que se monta en la peli de Tarantino en el restaurante Aspen. Su versión no se presenta igual que en el film, pero sí que mantiene una capa finísima de masa sobre la que se posa la manzana y el helado de vainilla.
Tomates verdes fritos de Tomates verdes fritos
Con esta receta debió pasar lo mismo que con la película que la bautiza: nadie se esperaba su éxito. Puedes pensar que freír unos tomates o una película que trata aparentemente sobre la amistad, no tienen ningún misterio, pero ambas (plato y largometraje) son mucho más complejas de lo que puedas pensar. Por eso, hay que saber dónde ir a tomarlos. Gumbo es una opción más que aceptable, pues está especializado en la cocina criolla de Nueva Orleans.
Tarta de cereza de Twin Peaks
La obsesión por el café y la tarta de cereza del policía Dale Cooper es tan grande como la de resolver el caso sobre el que gira la trama de la serie. No nos extraña, porque nosotros probamos la versión de Taxi a Manhattan (al parecer sigue la receta de la serie al 100%) y es una auténtica pasada. Tiene el equilibrio perfecto entre dulce y ácida.
Spaghettis de El Padrino
Aunque los de la película llevan salchichas y peligro de muerte, en la Trattoria La Tavernetta los preparan muy fieles a los de la producción, con albóndigas, ya que en la propia carta los describen como un auténtico homenaje a la cocina italoamericana.
Tarta de Chocolate de Matilda
Todos los que hemos visto Matilda hemos sufrido y envidiado a Bruce Bogtrotter al mismo tiempo. Sufrido por no saber si iba a vomitar delante de sus compañeros y muerto de envidia por el increíble pastel que consigue terminarse. Zarina prepara una tarta muy muy similar a la de la película. De hecho, prepara todo tipo de tartas por encargo.
Dorayakis de Doraemon
En la redacción nunca entenderemos cómo Nobita desaprovechaba los inventos de Doraemon, pero sí que comprendemos su pasión por este dulce después de probarlo en Hattori Hanzo, donde además, tiene diferentes variedades.