Madrid no sólo es la capital de España (se me da bien la geografía, ¿verdad?), también es una de las ciudades más visitadas de nuestro país. A pesar de no tener playa, del agobio del metro o de la contaminación, los extranjeros se acaban enamorando de la ciudad de los gatos y siempre quieren volver. ¿Qué es lo que nos hace tan especiales?
- El clima. Vale que aquí también pasamos frío, pero el resto de Europa llama verano a nuestros 15 grados de algunos días de Febrero. Con las horas de sol que tenemos aquí no hay tiempo de té con pastas, si no de cerveza y tapa.
- La noche madrileña. No sólo nos gusta divertirnos, sino que sabemos cómo hacerlo. Aquí no es raro que la fiesta de verdad comience de madrugada, que acabes bailando bachata (You and I, Me and you…) o coreando el “A quién le importa” en cualquier garito ochentero.
- La churrería de San Ginés. Cómo no se iban a enamorar de esas porras con chocolate (y más si las prueban después de una noche de fiesta).
- A los madrileños. Si te enamoras de madrid, te enamoras de su gente, y no hay más, porque aquí no somos dioses, pero somos de Madrid que es casi lo mismo.
- El idioma. Y más que el idioma, nuestras expresiones: “estar al loro”, “comerse una rosca” o “mola mazo”. Para nosotros es divertido hacer que las aprendan y para ellos es imposible entender algunas de ellas.
- Las cañas. Tan famosas son nuestras rubias que hasta les han dedicado canciones fuera de nuestro país, aunque nosotros sólo entendamos lo más importante: “dos cervezas por favor”.
- Nuestros monumentos. Quien diga que Madrid no tiene cosas bonitas es que no ha visto el atardecer en el Templo de Debod, la Plaza Mayor o la Puerta del Sol en Navidad, y por supuesto, La Cibeles…