Los churros más internacionales de Madrid no se adaptaron al paladar chino, ¿qué ocurrió?
Podría parecer una noticia de El Mundo Today, pero es tan real como los minutos que has pasado haciendo cola para disfrutar de los churros con chocolate más famosos de Madrid (y nos atreveríamos a decir incluso de España). La Chocolatería cuenta con más de un siglo de historia a sus espaldas e incluso ha pasado a la historia de la literatura gracias a Valle Inclán, pues una placa que cuelga sobre las paredes de este dulce establecimiento afirma que el literato se inspiró en la cafetería para su obra Luces de Bohemia.
Para que te hagas una idea del éxito de sus churros con chocolate, cuando llega la Navidad a Madrid la afluencia de clientes crece tanto que los dueños del establecimiento necesitan pedir ayuda a la discoteca Joy Eslava para que ésta les habilite un espacio a modo de extensión de la chocolatería.
Puede que esa pequeña ampliación fuese el primer grano de arena que alimentó la idea de llevar este dulce castizo al Lejano Oriente, pues en el año 2012 San Ginés cruzó el charco bajo el nombre de «Xuanlezi» de «Sheng Jinuo». El bautismo de la sede china no fue ninguna casualidad, pues se realizó una investigación de varios meses (con encuestas incluidas) para trasladar la esencia del nombre español al chino. Xuanlezi significa «espiral feliz y deliciosa» y Sheng Jinuo, además de tener una connotación positiva, tiene una fonética similar a la de San Ginés. Además de un nombre atractivo, el emplazamiento elegido permitía que la tienda fuese visible para un gran número de gente, pues se instaló en el centro comercial Hongkou Plaza, un enorme edificio de 7 plantas situado frente al estadio en el que juega el equipo de fútbol Shanghai Shenshua.
No sabemos si algún madrileño viajó hasta rutas tan lejanas (que no salvajes) para probar algo que tenía dentro de la M-30, pero si lo hizo no debió notar ninguna diferencia en el sabor de las «espirales de felicidad» o el chocolate, pues Daniel Real, maestro churrero de la renombrada cafetería, formó a los churreros chinos para que éstos preparasen exactamente la misma receta. El cacao era importado directamente de España, por lo que el resultado debía ser idéntico.
Al poco tiempo y con el fin de adaptarse al mercado chino, comenzaron a ofrecer otras formas de acompañar los churros. Las opciones eran de los más variopintas, desde té verde, helado suave o sabores más curiosos, como queso cheddar. Sí, queso cheddar con churros. Luego les llego el turno a los propios churros, que sufrieron mutaciones de lo más variopintas. Llegaron a prepararse en forma de ideogramas chinos o con frases del tipo ‘Feliz cumpleaños’ o’Te quiero mucho’. Díselo con churros, ¿por qué no?
Los comienzos no debieron ser nada malos, porque meses después después abrió un segundo local en Shanghái y lo hizo en uno de los centros comerciales más famosos de la ciudad, el Super Brand Mall. Tras ese, la idea era extenderse a otras grandes ciudades chinas, como Cantón, Pekín o Shenzen e incluso volver a cruzar el charco para ir hasta América Latina (a pesar de que allí si se conociesen los churros con anterioridad).
Sin embargo, los chinos se cansaron pronto de nuestro desayuno estrella para combatir la resaca, pues a penas dos años después, la empresa se vio obligada a cerrar sus sucursales internacionales debido a los malos resultados obtenidos. ¿Cuál fue el motivo? Algo que se sabía desde el principio: los chinos no están acostumbrados a comer algo tan dulce, por lo que iba a resultar muy difícil que la fórmula triunfase en su país. De hecho, la versión con queso y con helado sí que funcionó, pero el éxito duró lo mismo que a Sabina le duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks. Una vez desaparecido el factor novedad, el número de clientes comenzó a bajar de manera considerable. En 2014, «Xuanlezi» de «Sheng Jinuo» ya no tenía el logotipo de San Ginés y además, había comenzado a vender otro tipo de productos, como limonada o leche de almendra.
¿Volverá a intentarlo la chocolatería más famosa de Madrid? De ser así, ¿cuál será el destino más apto para hacerlo? Pero, sin lugar a dudas, la pregunta más importante es… ¿Cómo no puede gustarles el dulce? ¡El chocolate nunca es demasiado!
Nosotros respiramos tranquilos, porque en Madrid sigue siendo un punto de peregrinaje para resucitar tras una noche de desenfreno o sacar una sonrisa a niños y no tan niños.