Zalacaín, el mítico restaurante madrileño, ha reabierto sus puertas este martes para afrontar una nueva etapa. El que fuera uno de los restaurantes más ilustres de Madrid, el primero de la capital en conseguir tres estrellas Michelín en 1987, recupera lo mejor de su esencia con una mirada hacia el futuro para retomar el título de institución gastronómica que le ha pertenecido desde hace casi 50 años.
Esta nueva etapa estará gestionada por el reconocido grupo hostelero Urrechu y la dirección gastronómica estará en manos del chef Íñigo Urrechu. La mayor parte del equipo que ha trabajado los últimos años en el restaurante seguirá en el proyecto, como es el caso de Jorge Losa, jefe de cocina, Roberto Jiménez, maitre, o Raúl Revilla, sumiller.
Quienes se sienten alrededor de las mesas del nuevo Zalacaín reconocerán en él ese templo gastronómico que ha sido siempre, puesto que en la carta permanecen o regresan algunos de sus platos más emblemáticos, como el Búcaro «Don Pío» (Consomé Gelée, salmón ahumado, huevo de codorniz y caviar), el tartar de lubina con crema helada de aceite de oliva y eneldo, el Bacalao Tellagorri o el canelón de ternera y pato con ensalada cítrica. Pero como decíamos, también mira al futuro, e incorpora novedades como los callos de Jorge Losa, una receta que le hizo ganador del Campeonato Mundial de Callos el pasado mes de mayo.
Como novedad, también está disponible un nuevo menú en forma de viaje gastronómico: tres aperitivos, siete platos y un postre para hacer un repaso por el pasado, presente y futuro del restaurante, con un precio de 120€ por persona (vinos no incluidos).
Con todo ello el Zalacaín quiere ofrecer una experiencia inolvidable y recuperar su puesto de referencia dentro del mundo de la gastronomía, un reto mayúsculo para una institución gastronómica con cinco décadas de historia a sus espaldas. Pero, como diría Óscar Wilde, el único deber que tenemos con la historia es reescribirla.
Foto de portada: Benito Guerrero / The Life Crew