Un siglo y un par de años que acabaron ayer. El lunes 7 de junio terminó (a falta de algunos escombros) la demolición de las Cocheras de Cuatro Caminos: las primeras cocheras de España, una de las más antiguas de Europa y el punto desde el que salió el primer convoy de Metro en su inauguración el 17 de octubre de 1919.
Tras muchos años de noticias, de literatura judicial, de protestas, del trabajo activo de Asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio, de la creación de la Plataforma Salvemos Cuatro Caminos y de reuniones fue precisamente ayer cuando las máquinas de demolición acabaron con las Cocheras de Cuatro Caminos.
El proceso ha sido raro y largo. El motivo de la demolición se busca en la necesidad de Metro de Madrid de vender sus terrenos bajo subasta. A partir de aquí se sobrevinieron los trámites políticos y los vecinales, que lucharon por mantener y museizar la zona. No habrá un museo en este icónico lugar y sí un complejo urbanístico llamado Residencial Metropolitan.
Las cocheras de Cuatro Caminos ya no existen. Qué pena de Madrid 😣😢 pic.twitter.com/7SYhSOboGE
— Cristina Hernández (@Cristina_H_) June 7, 2021
En la zona de las Cocheras de Cuatro Caminos se erigirá la torre más alta de Chamberí, compuesta por edificios de alto standing que se levantarán a 105 metros de su zona más baja (35 plantas, 443 viviendas). En esa zona baja habrá una gran zona verde. Más abajo, soterradas, estarán las nuevas cocheras.
La sucesión de hechos, decíamos, ha estado protagonizada por la protesta vecinal y esta se ha basado en la voluntad de conseguir que las autoridades judiciales declararan la zona Bien de Interés Cultural. El organismo encargado de dar el visto bueno era el Tribunal Superior de Justicia y su respuesta ante las peticiones fue básicamente que la antigüedad no era motivo suficiente como para hacer esa declaración.
La obra, por cierto, autoría de Antonio Palacios (el recientemente reivindicado autor del Madrid moderno) ya casi no existe. Madrid, para conmemorar que algún día estuvo ahí, conservará apenas un puñado de ladrillos: el arco de entrada a los andenes subterráneos y unos 75 metros lineales del Muro Este.