
Trillo, en la provincia de Guadalajara, es bonito en cualquier época del año, pero cuando los termómetros de Madrid empiezan a pasar los 30º C, se vuelve si cabe más apetecible. Situado en plena comarca de la Alcarria y a poco más de una hora y media en coche desde la capital, este pequeño pueblo está atravesado por dos ríos, el Tajo y el Cifuentes, y presume de un entorno de cascadas urbanas, rutas de senderismo y un balneario termal de renombre.
Entre los grandes atractivos de Trillo destaca la presencia de las cascadas del río Cifuentes, que atraviesan el casco urbano antes de verter sus aguas en el Tajo. El desnivel entre ambos ríos crea hasta cinco saltos de agua, siendo la Cascada del Chorrerón la más espectacular, con una caída de unos 15 metros y un mirador perfecto para disfrutar del paisaje y el sonido del agua. El recorrido por las cascadas es corto, circular y apto para casi todos los públicos, aunque hay tramos con escaleras y pasarelas de hierro. Es un paseo ideal para familias, con zonas de juegos infantiles y áreas de pícnic junto al río.
En el entorno de las cascadas se encuentra la Casa de los Molinos, el edificio más antiguo del pueblo, que hoy alberga el Centro de Interpretación de la Energía y recuerda la importancia del agua en la historia local. Los puentes sobre el Tajo y el Cifuentes, especialmente el puente de un solo ojo, que data del siglo XVI, tienen las mejores vistas de la zona.
Termas y relax: el Real Balneario Carlos III

A orillas del Tajo, el Real Balneario Carlos III es otro gran reclamo del pueblo. Este hotel de cuatro estrellas, construido en el mismo lugar donde el rey Carlos III mandó levantar su balneario original, ofrece un moderno spa con piscina de aguas termales minerales, circuito hidrotermal y jacuzzis, además de masajes y tratamientos estéticos. Las aguas de Trillo, declaradas de utilidad pública, son conocidas por sus propiedades curativas y su uso terapéutico desde hace siglos.