Nadie sabe cómo el gin-tonic pasó de ser una bebida para viejos a lo más trendy de la noche madrileña; a mí el cambio me pilló desprevenida. Era la primera vez que salía por Malasaña y para comenzar la noche, decidimos tomar una copa en un sitio con una pinta de ser súper cool chachipiruleta. Me empecé a mosquear cuando pedí calimocho y el barman se mofó de mí pero qué queréis que os diga, soy de barrio.
Cuando vi que mis compañeros de fiesta bebían gin-tonic no se me ocurrió otra cosa que llamarles “carcas”. Me llovieron las críticas: que si estaba poco puesta, qué poco glamour, qué poco espíritu neoyorkino… Me sentí ridícula con mi cutre vaso de tubo entre copas tan elegantes.
Como soy rencorosa me gusta aprender, decidí convertirme en la más experta en gin-tonics del lugar, para no solo no volver a hacer el paripé, sino dejar mal sorprender a mis amigos con lo cosmopolita que soy ¿Queréis conocerlos?
KHOMEclub (Monte Esquinza, 15)
Este local abrió sus puertas hace poco y promete ser uno de los mejores lugares para tomarse una copa. El local es bastante agradable, ya que tiene muchos espacios reservados para que puedas hablar con tu gente, pudiendo disfrutar a su vez de buena música. El punto fuerte de KHOMEclub es su variedad de alcohol desconocido para muchos. Aquí nunca os pondrán una marca de alcohol como Ron Barceló o Beefeater, pero sí le decís que queréis algo así os pondrán lo más parecido que tengan. Nos pareció una gran idea su forma de pagar por lo que consumes realmente, es decir, tú te echas la cantidad de alcohol que quieras y después ellos calculan el precio en función de eso. Así que si sois de los que les gusta un ‘manchadito’ estáis de suerte. Nosotros gracias a ellos descubrimos la ginebra Status 21 y desde entonces tenemos claro que vamos a volver.
Le Cabrera (C/Bárbara de Braganza, 2)
De lo más exclusivo y sibarita de la capital. El personal te asesora sobre qué ginebras, tónicas o especias tomar en función de tus gustos. Aquí conocí lo que es un gastrobar: un sitio en el que te gastas una pasta por un cóctel y raciones con nombres como “león come gambas” (cocina de vanguardia lo llaman).
The Gin Room (C/ de la Academia, 7)
También con un ambiente exclusivo y elitista, el sitio estaba lleno de ejecutivos y mujeres atractivas de afterwork . Descubrí que hay un mundo más allá de la Beefeater y la Bombay Sapphire gracias a su lista interminable de ginebras.
Blow Dry Bar (C/Pelayo, 76)
Ni las más modernas de mi clase conocían el concepto de “bar de peinados”; lo descubrí gracias a una app. Mientras se tomaban el gin-tonic les hacían una trenza a lo Rapunzel. No tardaron ni diez minutos en hacerse un selfie para actualizar el Instagram.
O´Clock (C/ Juan Bravo, 25)
Soy una persona muy, muy puntual pero mis amigas no, viven con media hora de retraso. Una noche propuse tomar algo en el pub O´Clock, a ver si pillaban la indirecta. Sillones de cuero, paredes rojas, camareros con tirantes … Todo muy british menos ellas que, cómo no, llegaron tarde.
Martínez Bar (C/ Barco, 4)
La definición perfecta de bar “spanglish” . Sirven sus exclusivos gin-tonics, brunch y bagels desde una barra de madera que rescataron de la antigua Mansión del Fumador, creando una mezcla muy divertida entre espíritu europeo y castizo.
La Gintonería de Candilón (Av. del General Perón, 2)
Se especializó en gin-tonics hace 30 años, vamos, antes de que fueran cools. Mis amigas se pidieron uno que tenía muy buena pinta ¡Con chuches y todo! Como también destacan por su amplia variedad de rones, preferí un combinado con chocolate que estaba muy rico.