El primer juego de ordenador del mundo lo ideó un inventor español.
El Ajedrecista es una máquina de aspecto antiguo, más parecida a un mueble de la casa de tus abuelos que a un videojuego. Y, sin embargo, este juguete electrónico revestido de madera y con más años que tu Xbox podría darte una paliza en una partida de ajedrez.
Lo inventó Leonardo Torres Quevedo, un genio nacional poco reconocido que aportó una semilla fértil en el campo de la Inteligencia Artificial a comienzos de los años 20. Aunque en principio solo parece un juego, su Ajedrecista es mucho más: un paso de gigante en la robótica, un interrogante que se cierne sobre el intelecto humano y las capacidades de las máquinas.
No está en un museo ni en un centro tecnológico: el Ajedrecista se guarda en un sótano de una universidad madrileña. Ahora sale a la luz para exponerse en una muestra interactiva sobre inventos con visitas virtuales pero, por suerte, las madrileñas y los madrileños también podemos verlo en vivo y en directo pidiendo cita previa en el Museo Torres Quevedo, ubicado en la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid.
El Ajedrecista machaca a su oponente en un máximo de 63 movimientos. Para entender cuánto se adelantó su creador a su propio tiempo, conviene tener dos fechas en mente: el ordenador Deep Blue derrotó al campeón Garry Kasparov en 1997. Y el día que se publica este artículo la World Wide Web, o sea, el Internet tal y como lo conocemos, cumple 30 años.
Ver, y jugar, para creer.