Cuando llega el calor, los chicos se enamoran, pero en Madrid no hay brisa, solo sol. Un sol abrasador y que molesta hasta en la sombra. Pero tú has conseguido encandilar al fichaje al que le echaste el ojo hace unos meses y por primera vez te alegras de tener que pasar el verano en la ciudad, porque a tu ligue también le ha tocado. Eso sí, ya que no puedes salir de la capital, al menos quieres enseñarle un fantástico mundo, o lo que es lo mismo, sorprenderle enseñándole un madrid distinto. En Madrid también puedes vivir un amor de verano:
Pantano de San Juan
Es una de las piscinas naturales que ya os enseñamos hace un tiempo. Es un sitio tranquilo, romántico, bohemio y refrescante. Puedes lucirte preparando un picnic (bocatas de choped no, por favor) y caerá rendido/a a tus pies (puedes ser “avispado” y no avisar de que hay baño incluido en la cita para que la otra persona tenga que bañarse en ropa interior, depende de lo depravado que seas).
Cita gourmet
Algo bueno de pasar el verano en Madrid es que puedes ir a comer fuera sin necesidad de reservar un siglo antes o aguantar colas. Y también es posible salirse de lo típico y comer a lo “plato enorme, comida pequeña” disfrutando de la calidad y sin que tu cartera llore. Aquí os decimos algunos sitios que cumplen con esos requisitos.
Pasear de noche
No digo que quedes únicamente para eso, a no ser que la otra persona sea un alma bohemia, pero después de ir al cine, cenar o lo que sea, podéis caminar por la ciudad. Las calles mojadas, tranquilas y en silencio…¡suena tan romántico! Eso sí, nada de ir por barrios chungos, si no puede ser de todo menos agradable (aunque tampoco lo olvidará).
Coger la bici
Tanto las vuestras como las que puso el Ayuntamiento. Es la época perfecta porque hay menos tráfico (tanto de coches como de personas). Si le echáis imaginación (y sabéis silbar) podéis rememorar “Verano Azul” y fantasear con que la brisa del mar os sacude la melena.
Hacer la ruta de las mejores heladerías
Puedes convertirte en todo un sibarita de los helados, que son algo más económicos que otros caprichos.
Subir a las barcas del Retiro
Vale, puede que desde fuera se vea típico (e incluso cutre), pero si eliges bien la hora y el “decorado”, puedes quedar genial. Hazlo al atardecer y lleva una botella de vino (el Lambrusco es barato y no quedarás de tacaño).
Ir al cine de verano
No te imaginas lo sexy (o pedante) que puedes parecer si le invitas a ver un clásico en el cine de verano. Dile que te recuerda mucho a la película de Grease y que tú eres como Danny Succo al final de la peli y te das cuenta de que no solo quieres un amor de verano. Caerá a tus pies… o saldrá corriendo. Ya nos contarás.