Desde que hace unas semanas Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, refrendara que el final del estado de alarma sería, efectivamente, 9 de mayo, no son pocos los madrileños que tienen la mirada puesta en esa fecha. Como un final simbólico o real, el 9 de mayo es casi la arcadia temporal con la que mucha gente sueña, pero ¿supondrá un cambio tan abrupto con respecto a la situación actual?
Mientras que algunas regiones de España han solicitado al Gobierno una prórroga del estado de alarma, Madrid apuesta por un ligero cambio de paradigma. La intención del ejecutivo regional es la de mantener vigentes las actuales restricciones, pero con matices.
La Comunidad de Madrid no tiene los instrumentos legales necesarios para establecer un toque de queda como el actual o para prohibir reuniones en domicilios. Sí que puede, sin embargo, cerrar bares y restaurantes a las 23:00 o determinar el aforo en los espacios cerrados.
Independientemente de esta potestad, Enrique Ruiz Escudero, consejero de Sanidad de la región, ha dicho que han pedido al Ministerio de Sanidad “en varias ocasiones hacer pequeñas modificaciones en tres leyes que permitirían que las comunidades autónomas tengamos algunas herramientas para, en un entorno de pandemia, poder tomar decisiones para controlar estos casos”.
Dichos cambios permitirían a la región hacer controles perimetrales, confinamientos o toques de queda, porque, como hemos señalado, a partir del 9 de mayo solo podrán hacer controles de aforo y limitaciones de horarios.
Madrid, que actualmente tiene a un 7,1% de la población inmunizada, se ha posicionado en contra de la alternativa que propone el presidente del Gobierno. Esta alternativa es asegurar que las regiones puedan tomar medidas restrictivas si así se decide en el Consejo Interterritorial de Salud.