El Barrendero de Jacinto Benavente, la Estudiante de la calle pez o el Ángel Caído de El Retiro son algunas de las estatuas que te vienen a la cabeza cuando piensas en monumentos originales de la capital, pero en realidad, esas son bastante normales después de descubrir las que a continuación os exponemos. Puede que gusten más o menos, pero estamos seguros de que harán que levantéis la vista del móvil o frenéis el paso cuando paséis a su lado:
Día y Noche
Pertenecen a Antonio López, pintor y premio Velázquez. Puede que todavía no sepáis a qué estatuas nos referimos, pero si os decimos que incluso los foráneos saben que son, la curiosidad empieza a aumentar. Se trata de las «cabezas de Atocha» y están inspiradas en la cabeza de una de las nietas del artista. Una de ellas tiene los ojos bien abiertos, simbolizando lo despierta que está y por lo tanto, el día, mientras que la otra los tiene cerrados y con un gesto de tranquilidad que pretender hacernos ver que está durmiendo.
Algunos dicen que son un canto a la vida y otros que dan algo de mal rollete, ¿en que punto estáis vosotros?
Ángel caído
Dicen que en Madrid hay una de las pocas estatuas «dedicadas» a Lucifer, pero esta no es una de ellas… O sí, porque no se ha llegado a ninguna conclusión sobre qué simboliza el Ángel Caído que tiene la cabeza atascada en una de las azoteas de los edificios de la Calle Milaneses que hacen esquina con la calle Mayor. La obra pertenece al escultor Miguel Ángel Ruíz y él mismo afirma que no tiene claro su auténtico simbolismo. En cualquier caso, nos parece que la caída debió ser bastante dolorosa…
Fuente de los patos
Si pensáis que qué tiene de especial una fuente con estos animales alados, probablemente sea porque estáis pensando en la que hay en el Paseo del Prado, pero nosotros nos referimos a la que hay en la Plaza de Mariano de Cavia (situada en la Avenida del Mediterráneo) y que además, no tiene patos, si no gaviotas. Fue creada por Manuel Herrero Palacios, autor de otras fuentes de Madrid. Si la veis cuando fluya agua, podréis observar que sus gaviotas baten las alas. Teniendo en cuenta que se creó en los años 60, ¡menudo adelanto!
El oso verde
¿Es una gominola gigante? ¿Es el quinto teletubbie? ¡No! Es la escultura que adorna uno de los cruces de la M-516 a la altura de Boadilla del Monte. Esta peculiar estatua es obra de Eladio Mora, quien pidió que alrededor del oso se colocasen árboles talados y pintados de colores. ¿Qué se nos pasa por la mente cuando la vemos? No sabemos definirlo con una sola palabra…
La mano
Esta no mece la cuna y no creemos que sea muy buena idea eso de «chocar los 5» con ella porque pesa unos 500 kilos (nada más). Es obra de Fernando Botero y muchas personas creen que fue un regalo para Madrid como la escultura de ‘La mujer con espejo’, pero en realidad, esta mega mano fue comprada por Telefónica, que fue la que acabó prestando la figura a Madrid, pues a día de hoy sigue perteneciendo a la empresa. Si queréis fotografiaros junto a ella, podéis hacerlo frente al Museo de Ciencias Naturales (en el Paseo de la Castellana).