Si un forastero tuviera a bien llegar estos días a Atocha y desde ahí coger un taxi hasta la Real Casa de Correos es muy posible que pensara uno, que los madrileños somos poco originales, dos, que se ha abierto un agujero de gusano, o tres, que está viviendo una experiencia cercana a lo psicotrópico. A saber: las esculturas que se encontraría en Atocha ese teórico forastero serían casi idénticas a las que vería en la Real Casa de Correos.
Y es que este espacio acoge hasta el 20 de junio dos esculturas elaboradas por el artista hiperrealista Antonio López. El nombre de las esculturas es ‘Carmen despierta’ y ‘Carmen Dormida’ e, igual que las dos cabezas Atocha, representan a la nieta de López. En la nota de prensa emitida por la Comunidad de Madrid se señala que: “la energía del inicio de la vida a través de esos rasgos infantiles, ejecutados a gran escala”.
Las esculturas, por otro lado, se podrán encontrar en el mismo sitio en el que López guardaba sus materiales de trabajo cuando pintaba en la puerta del Sol durante ese proyecto inacabado que le tenía ocupado durante las tardes de verano retratando la ciudad desde el kilómetro cero.
Foto: Comunidad de Madrid