
Las ciudades modernas, por error o configuración, se crean a imagen y semejanza de otras grandes urbes. Madrid tiene varios ejemplos y uno de ellos es la Fuente del Río Lozoya, una joya neoclásica inspirada en la Fontana di Trevi de Roma que, hasta ahora, permanecía tras una valla que impedía su disfrute público. Pero eso cambiará pronto: el Canal de Isabel II ha decidido retirar la barrera.
La fuente, ubicada en la calle Bravo Murillo 49, fue la primera de Madrid en recibir el agua del río Lozoya, lo que la convierte en un hito del abastecimiento urbano. Construida en 1858 por el ingeniero Juan de Ribera Piferrer, se diseñó como un arco de triunfo clásico con una alegoría esculpida del río Lozoya. Desde entonces, su relevancia histórica es innegable, aunque el paso del tiempo y la falta de acceso habían relegado su esplendor al olvido.

El proyecto de recuperación, encargado por el Canal de Isabel II a la empresa Tragsa, tendrá una duración de cuatro meses y un presupuesto de 209.327,91 euros, según ha podido saber Europa Press. El objetivo es restaurar su uso urbano y permitir que cualquier peatón pueda acercarse sin barreras a contemplar la fuente.
La decisión de eliminar la valla responde también a años de presión vecinal. Asociaciones como Parque Sí y Corazón Verde Chamberí llevaban tiempo exigiendo que se pusiera en valor este patrimonio. Ahora, con las obras en marcha y la fecha de finalización prevista antes del 30 de junio, su reivindicación está más cerca de cumplirse.