Una buena forma de empezar a hablar de Kaicao (calle de la Encomienda, 15) sería explicando de dónde viene su nombre: «Hace unos años, cuando mi marido Ido Talmor y yo decidimos venir a vivir a Madrid y montar una fábrica de chocolate, buscábamos un nombre único y que rimase con cacao. Solo tuvimos que añadirle el nombre de nuestro hijo: Kai«, explica Tuba Talmor, una de las propietarias, al otro lado del teléfono.
Este detalle, que salió a relucir al final de nuestra conversación, es el epítome de este negocio ubicado en Lavapiés: Kaicao es, ante todo, una pequeña fábrica de chocolate familiar. Y es, también, una tienda-obrador desde la que este matrimonio lleva ya unos años ofreciendo un producto que es al mismo tiempo de alta calidad y saludable.
Todo el proyecto –que nació a raíz de una visita a una finca de cacao en República Dominicana– se apoya sobre esa máxima y forma parte de sus señas de identidad: «Nuestro producto es muy natural y no utilizamos azúcares añadidos: para endulzar nuestros chocolates usamos dátiles en polvo«, nos cuenta Tuba.
Más allá de los ingredientes, sin duda otro de los motivos que convierten a Kaicao en un lugar especial es que ofrecen tours y experiencias que llevan años revolucionando la idea que tenemos del chocolate: «Como el espacio y el equipo es pequeñito las visitas las hacemos, como mucho, para grupos de 13 a 15 personas. Y se llenan».
(Re)descubrir el chocolate: del grano a la tableta final
Una de las actividades más populares es su Bean-to-bar VIP Tour, de 1h de duración. Tiene un precio de 13€ e incluye una bebida de cacao ceremonial 100% puro, preparada con leche de avena o agua –por lo que es una bebida completamente vegana–. La utilización del término «ceremonial» no es baladí: «Para América Latina tomar el cacao es una ceremonia parecida a lo que sería la del té matcha para los asiáticos. Viene de muchos siglos atrás, de los mayas, aztecas e incas», señala Tuba.
Después, presentan la industria del Bean to bar (se refiere a cuando una misma persona o, en este caso fábrica, controla todo el proceso de elaboración de principio a fin) y dan a probar granos tostados de cacao de perfiles diferentes. «Es muy importante la degustación para apreciar las diferencias de sabor y aroma y entender por qué nunca se mezclan –algo que sí hacen grandes marcas–. Tratamos el cacao de una manera similar a la que se trata el café de especialidad«.
A lo largo del recorrido, enseñan a lxs visitantes todos los pasos de elaboración del chocolate y de otros productos a base de cacao: la fábrica es un espacio acristalado donde todos procesos quedan a la vista. Como broche final, dan a probar todos los productos de la fábrica: «chocolates de distintas purezas, chocolate con leche de camella –y en versión vegana– y lo que llamamos chuches».
Esas chuches van desde una crema de avellana con dátiles hasta fruta deshidratada o dátiles rellenos de frutos secos recubiertos de chocolate. «Además cada ingrediente que usamos se puede probar en fresco, eso también le gusta mucho a la gente». Y basta darse una vuelta por sus reseñas en Google para darse cuenta de que todo el que acude a la visita sale encantado con la experiencia y con una visión nueva del mundo del chocolate.
Pero este no es el único tour o experiencia que está disponible. Tienen otras opciones como la que se centra exclusivamente en el ritual del cacao y, desde hace unos meses, también uno en el que puedes diseñar tu propia tableta de chocolate. Y, por experiencia propia, podemos decir que es muy recomendable.
La experiencia tiene una duración de 90 minutos y cuesta 30€. En este enlace puedes encontrar toda la información para apuntarte a esa o a cualquiera de sus actividades.