Más que comer, si eres disfrutón (como sustituto de foodie), lo que probablemente busques es donde cenar en Madrid. Es cierto que la diferencia puede parecer nimia, pero no es exactamente lo mismo. Porque cuando sales a cenar normalmente lo haces relajado, sin prisas y en compañía de gente con la que te apetece que se alargue la sobremesa. Por eso, esta lista se basa en esos sitios donde la redacción de Madrid Secreto va con asiduidad, los restaurantes que son sitios seguros (por la comida, por el ambiente o por los recuerdos).
1. Mami Tacos
La birria es un guiso tradicional típico del estado de Jalisco. Básicamente: olla, jarrete de ternera, baja temperatura, chupchup, chiles mexicanos, especias, limpiar, desmenuzar, poner sobre una tortilla y acompañarlo del caldito del guiso.
Y eso es en lo que está especializado Mami Tacos: solo birria. Tacos, ramen, quesadillas, quesabirria. Un restaurante súper concreto que convierte a sus clientes en parroquianos en su primera visita.
📍Calle de San Andrés, 31 (Malasaña)
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2. Kitchen 154
Kitchen 154 es sin duda la meca del picante en Madrid: se especializa en la gastronomía de India, Sri Lanka, Pakistán y Bangladesh.
De esto último se entiende que la norma en Kitchen no es una gastronomía específica, sino una idea: que todos los platos pican. A saber: ¿qué tienen en común unas costillas de cerdo coreanas, unos boquerones fritos, una oreja de cerdo o un curry de gambón? La respuesta es que a) todos ellos son picantes (cada cual más o menos que el anterior) y b) solo se pueden comer en Kitchen 154.
📍Mercado de Vallehermoso (C. de Vallehermoso, 36) y calle del Acuerdo, 3 (Conde Duque).
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3. Tobalá
Tobalá es a Madrid lo que el Rincón de Ademuz a Castilla La Mancha. Un exclave. Un territorio de unos pocos metros cuadrados que es México.
El nombre de este restaurante hace referencia a un agave (planta a partir de la que se hace el tequila) y su selección de tacos merece que le pongan al dueño un ático en Chamberí. El de lengua o el suadero son una cosa de otro planeta.
Una oportunidad, también, para probar platos poco comunes en restaurantes mexicanos impostados: sopes, chimichangas, chalupas poblanas, panuchos o pozole.
Calle de Gaztambide, 35 (Chamberí)
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4. Xiongzai
El famoso restaurante chino del garaje de Plaza de España nos rompió el corazón cuando cerró. Pero siempre podemos consolarnos con el conocido como ‘el Winnie’ por usar al personaje de Disney en su decoración (y en un neón que se proyecta en el suelo a su entrada).
¿Hacer cola por comer en un restaurante? La respuesta rotunda es un sí. De hecho, es la única forma de comer en Xiongzai, que se especializa en sopas chinas y en dumplings (aunque ojito a sus tallarines fríos).
📍 Calle San Leonardo, 3 (plaza de España)
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5. El Escaldón
Queso asado, papas arrugás con mojo, carnefiesta, almogrote y, cómo no, escaldón con bien de gofio. El Escaldón es un trocito de Canarias en el corazón del Madrid de los Austrias, un paraíso insular entre cuatro paredes que trae un fisco de la buena vida canaria al ajetreo de la capital.
Con casi 18 años a sus espaldas, se trata del único restaurante canario con comida tradicional de Madrid. Sus platos, elaborados según el recetario de los abuelos de María del Mar, la dueña, son tan auténticos que no resulta raro encontrar entre sus mesas a canariones, conejeros o chicharreros. Ni tampoco a veganos o vegetarianos, ya que en su carta cuenta con alternativas vegetales a los platos tradicionales –imprescindible su bacalao encebollado al estilo de Tenerife a base de heura.
En invierno, podrás cenar en el interior del restaurante y sentir que estás en un guachinche tinerfeño. Sin embargo, si hace buen tiempo, te recomendamos que cenes en su terraza. Es tranquila, íntima y perfecta para una cita en pareja o un plan entre amigos.
📍 Calle Nuncio, 17 (La Latina)
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6. La Cruda
Quizás te suene ese puesto tan pequeño (pero matón) del Mercado de San Fernando llamado Bendito, vinos y vinilos. Hace unos años, este beato espacio tuvo un hermano (curiosamente mayor) llamado La Cruda en el barrio de las Delicias. La Cruda es el sueño de Jose, un amante y connaiseur de los vinos naturales que quiere contagiar su amor vinatero.
En cuanto a las copas (o botellas) recomendamos dejarse recomendar y sorprender. En cuanto a la carta, los torreznos son de parada obligatoria: tan tiernos, esa carne que se deshace en la boca con ese crunch tostado, salado, delicioso, de una piel hiper crujiente. A mayores, el puerro a la brasa con romesco o sus tablas de quesos.
📍 Divino Vallés, 28 (Delicias)
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7. El Flaco
El Flaco es un secreto a voces en Madrid: íntimo, relajado, con una carta completísima llena de sabores asiáticos intensos. Sus platos están pensados para compartir (las raciones son generosas y es el método perfecto para probar más).
Destacamos sus baos (delicioso el Black Bao de langostino, curry rojo y avellanas) y sus curris (pedid uno para cada dos personas) que son, sin lugar a dudas, santo y seña del lugar. Cualquiera de sus dos propuestas, es un acierto: la carrillera de cerdo con curry rojo, lichis, tirabeques y bimi o el curry verde de mar con albahaca tai.
📍 Calle de Javier Ferrero, 8 (Ciudad Jardín)
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8. El Brote
Es fácil encontrar una hamburguesería nueva en Madrid, lo que es más complicado es encontrar un sitio especializado y en el que cenar algo que no sea pesado, El Brote que cumple todo esto. Setas de toda clase protagonizan platos de lo más variado (sí, incluso postres). Este pequeño local de La Latina es un paraíso para micólogos gracias al buen hacer de Pablo Roncal, Eduardo Antón y Álvaro de la Torre que le sacan el máximo partido en cada elaboración. La carta varía constantemente en función del producto de temporada, siempre hay una buena excusa para volver.
📍 Calle de la Ruda, 14 (La Latina)
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9. Haranita
Haranita es uno de los últimos restaurantes de Madrid que te deja seguir siendo espontáneo. No admiten reserva, solo te tienes que llegar y ponerte a la cola (suele haber, pero no tarda mucho). Sigue la estela de Nakeima, su hermano mayor (por edad que no por calidad).
En la carta, breve pero intensa, imprescindibles sus baos (de pollo y carabinero, el black con sepia encebollada y alioli…), los dumplings de papada con soja dulce y bolitas de arroz crujiente, los torreznos o el katsu sando de contramuslo de pollo. Los postres son y tienen forma de bomba.
📍 Calle Víctor Hugo, 5 (Chueca)
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10. Casa Brava
Casa Brava lleva poco en Madrid, pero en Rosario (Argentina) es un clásico para aquellos que les gusta alargar la cena todo lo posible y esa misma idea la han trasladado aquí. La música en directo, los sofás de terciopelo y las paredes de madera de este local de Malasaña acompañan a los platos que prepara Bando, el cocinero y cofundador. El pollo frito, pocos probarás tan jugosos, la milanesa o el boniato con yogur, miel y sriracha están entre nuestros favoritos.
📍 Calle de Valverde, 4 (Malasaña)
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11. Zíngara
Desde que abrió sus puertas en septiembre de 2022, se ha convertido en uno de los restaurantes de moda de la noche madrileña –por ahora solo abre en horario de cenas– y en uno de los locales de moda para tomar un buen cóctel en pleno centro.
Entrar en Zíngara es como entrar en la tienda de una vidente que descifrará tu futuro con solo ver los posos de una taza de café. Sin embargo, su decoración, oscura y mística, no es lo más sorprendente. Lo que verdaderamente llama la atención de este restaurante es su carta, que ellos mismos definen como una auténtica “caravana de sabores”.
Su oferta gastronómica, toda vegetariana y con guiños a diferentes países y culturas, va desde el saam coreano a la muhammara pasando por la causa acevichada o unas milanesas para chuparse los dedos. Aunque tampoco se quedan atrás sus cócteles para almas libres y espíritus rebeldes, que buscan contentar a todo tipo de paladares con opciones secas y potentes pero también afrutadas y dulces.
📍 Plaza de las Salesas, 8
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12. La Burlona
La Burlona es pura diversión. Una carta atrevida con un giro de tuerca en cada propuesta pero basada en lo más esencial: producto de calidad. Imprescindible (cualquier día del año, pese a que estemos en invierno) es su ensaladilla rusa con mayonesa aérea, la tortilla vaga de bacalao, piparras y emulsión de perejil (¡buf!), la flor de calabacín rellena de patata revolcona… y esa fantástica torrija con pan brioche de avellana y helado de vainilla.
Dos consejos: en los fuera de carta están los platos más épicos (así que sí, dejad nuestras recomendaciones a un lado y apostad por la sorpresa del día); bajad las escaleras tras la cena para disfrutar de su coctelería, El Trilero (el culmen perfecto a una deliciosa cena).
📍 Calle de Santa Isabel, 40 (Antón Martín)
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13. Salino
Los hermanos Aparicio, a cargo de Salino desde 2018, tienen un claro concepto en este y sus otros dos restaurantes: la apuesta por el producto de mercado y un férreo compromiso con los productos de cada temporada.
La carta de Salino es variable, como no podría ser de otra forma atendiendo a la definición previa, pero tienen un clásico inamovible: sus torreznos. Otro de sus hits es el taco de gallinejas (presente en nuestro artículo de dónde comer casquería en Madrid), gallinejas desgrasadas y crujientes, acompañadas de aguacate, mango y chipotle.
📍 Calle de Menorca, 4 (Ibiza)
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14. Farah
Farah es el restaurante mediterráneo de Heba Kharouf y en el que es difícil encontrar reserva desde que abrió a finales de 2023. Está en plena carrera de San Francisco y tiene una pequeña terraza con vistas a la basílica. La ahora chef, antes publicista, quiere unir los lazos culturales árabes con los de aquí a través de recetas que comparten puntos en común, aunque no sean las mismas, como con la muhamara de pimiento rojo y nueces a la que añaden melaza de Granada. Los platos ligeros y nutritivos, tan propias de esta dieta compartida, hacen de este uno de los mejores restaurantes para cenar en Madrid.
📍 Carrera de San Francisco, 12 (Centro)
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Este artículo ha sido escrito a diez manos por Isabel Nieto , Miguel Sánchez, María F. Carballo, Alberto del Castillo y Elena Francés.