Muchos de vosotros no lo sabéis y yo, hasta hace unos días, tampoco, pero tenía que escribir esto y he venido aquí para deciros una cosa: Kasiba es el restaurante de moda en Alcorcón. No obstante, entiendo que la palabra “de moda” es tan vacua como intrascendente, así que os diré otra cosa: Kasiba es el primer restaurante fusión de comida japonesa y filipina al que he ido y no me ha decepcionado. Vaya, todo lo contrario.
Y ya que os estoy tuteando y como creo que la sinceridad es clave en la relación periodista-lector (vaya, y en cualquier otra relación) os diré que fui a Kasiba por sugerencia-invitación del restaurante. No descubro nada, pero lo normal, amigos lectores, si leéis cualquier reseña de cualquier restaurante es porque el periodista ha sido invitado. Aunque muchas veces hagamos piruetas para no mencionar esa palabra y para pasar por encima de otras tantas.
Dicho esto, continuamos. En Kasiba la apuesta es clara: la fusión y la reinterpretación de las gastronomías de Japón y Filipinas. A veces sobre el mismo plato, a veces fuera de él. La carta, incluso para los más duchos en comida asiática, recoge bastantes platos de difícil proyección mental con su sola lectura. Por ejemplo: quién iba a esperar que la roca de gambas fueran gambas con una salsa de miso y agridulce de chile. Quién iba a esperar que uno querría vivir permanentemente con ese sabor entre el paladar.
Otra manía que tenemos los periodistas –qué cómodo es este plural mayestático para asumir los errores de uno mismo– es que no mencionamos el precio al hablar de un restaurante. El menú que probamos en Kasiba es súper competente y económico. 24,90€. Hasta seis entrantes, un plato principal, postre, café y bebida por ese precio. Un menú, además, que, creo, condensa perfectamente la esencia del restaurante.
¿Y cuál es la esencia? La mejor respuesta a esta pregunta es subjetiva y para eso hay que ir a Kasiba.