Justo Gallego, que lleva 60 años construyendo su propia catedral, es un vecino de Mejorada del Campo, un pueblo situado a tan solo 21 kilómetros de Madrid. Su hazaña es más famosa de lo que podría parecer: en 2005 protagonizó un anuncio de Aquarius que le otorgó la oportunidad de que su obra se expusiese en el MoMa de Nueva York.
El Confidencial lo entrevistó para conocer que ocurrirá con su creación cuando él ya no esté, ya que el edificio no cuenta con ningún tipo de licencia legal.
Justo comenzó a construir la catedral el 12 de octubre de 1961 como homenaje a la Virgen del Pilar y ni siquiera él pensaba que fuese a llegar tan lejos. A día de hoy, el mejoreño lleva 59 años dedicado a construir el templo, formado por dos naves, una cúpula de 40 metros de alto, dos torres y una cripta. En total, ocupa una superficie casi 5.000 metros cuadrados levantados con materiales de lo más variopinto y sobre todo, reciclados: ruedas de neumático, bidones de plástico, latas de comida y restos de diferentes tipos de ladrillos.
Los años de esfuerzo de su constructor podrían resultar en balde cuando él desaparezca, pues a día de hoy no existe ningún arquitecto que otorgue las licencias necesarias para que la construcción de la catedral sea legal y, si no se encuentra, finalmente tendrá que ser demolido. De hecho, la obra no aparece registrada en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.
Por lo menos, el pleno de Mejorada del Campo aprobó por unanimidad en febrero de 2018 que se iniciaran los trámites para convertir la iglesia de Justo en Bien de Interés cultural.
El propio Justo es consciente de que él no podrá terminar su obra, pero confía en que alguien continúe con ella. Sin embargo, parece que el futuro de la basílica es incierto, pues los expertos consideran que «hay un problema enorme y es la incertidumbre de los materiales que ha utilizado. Ya a primera vista se ve que es una cosa compleja, casi imposible de peritar».
A pesar de ello, Justo no pierde la ilusión y dice que aunque el proyecto nunca acabe, él quiere ser enterrado en la catedral cuando muera.