El metro de Madrid es testigo de más caras largas que la clase más aburrida que hayas tenido alguna vez en tu vida, pero hace unos días se convirtió en el epicentro del buen rollo gracias a lo que pasó en uno de los vagones de un tren de la línea 10.
Un joven comenzó a cantar y a bailar La Bicicleta con el único acompañamiento de un micrófono, pero pocos segundos después se le unió un grupo de chicas a modo de coro, por lo que el muchacho acabó cediéndoles el micrófono. Desde ese momento, nadie pudo controlarlo y todos se vieron contagiados por el ritmo de la canción: desde los más mayores hasta los niños. Y como no, con la «magia» de las tecnologías, todo quedó inmortalizado: