El Retiro es mucho más que un foco de turistas. Es mucho más que los secretos que esconde su estanque (que ya es decir) y para darte cuenta de ello tan solo tienes que pararte a observar. Créenos, puede regalarte vistas de lo más curiosas.
Nos ponemos nuestro disfraz de explorador británico de principios de siglo XX y nos lanzamos a documentar la fauna del principal pulmón madrileño (y no nos referimos a las ruidosas cotorras verdes).
Gente haciendo tai-chi
Los primeros en salir de sus jaulas son los fans del tai-chi, que desde muy temprano (y cuando decimos muy temprano decimos ridículamente temprano) están en la puerta que da a la Plaza de la Independencia buscando la paz interior que el metro y el tráfico les roban.
Gente pintando
Los bancos del parque son nidos de artistas. Bohemios con guitarra y aspirantes a Velázquez que depuran la técnica entre la sombra de los árboles y los paloselfies.
Vendedores (de todo tipo de objetos)
Ni siquiera nuestro parque más querido escapa a las leyes de la oferta y la demanda.
Paseadores de perros
¡Y hasta de otros mamíferos! Los más asiduos han llegado a ver conejos o hurones con su correspondiente correa. Suponemos que esta gente debe tener algún poder especial (además de una fuerza en los brazos similar a la de un butanero) para que no se escape ningún animal. Y… Esperamos que sus amigos de cuatro patas no decidan hacer sus necesidades al mismo tiempo.
El melenas de la guitarrita
La vida sabiendo tocar la guitarra siempre fue más fácil. Las puertas al mundo social se te abren solas, como las del Mercadona, y esto en un entorno tan idílico como El Retiro se potencia. Los guaperas de guitarra lo saben, así que no será raro verles por allí, luciendo sus encantos como un pavo real.
Gente haciendo picnics
¡Y a un nivel super pro! Con sus cestitas a lo película localizada en la Provenza. Luego sacan los sándwiches envueltos en papel de aluminio y la magia (o el momento foto de postureo) se pierde como Marco perdió a su madre.
Jugadores de hockey
El auténtico espectáculo sin duda son los jugadores de hockey de la Paseo Fernán Nuñez. Merece la pena pararse a disfrutar viendo cómo alguien puede desarrollar tal habilidad con cuatro ruedas en cada pie. Eso sí, ahí tú eres como un fantasma: tú puedes verles a ellos pero ellos a ti parecen no verte, así que ten cuidado si no quieres que tu última visita al Retiro acabe atropellado por un morlaco sobre ruedas.
Gente haciendo ejercicio en la zona de “street workout”
Hay personas empeñadas en hacer realidad aquel dicho de “a la vida se viene a sufrir”. No hay más que pasearse por la zona de ejercicio para darse cuenta de que estar tan en forma requiere mucho sacrificio. Con lo bien que está en casa viendo Juego de Tronos.
Gente que ha ido a hacerse sus fotos de boda
Aquí puedes encontrar diferentes subespecies dependiendo del grado de horterada de la pareja, aunque oye, para gustos, los colores. Y lo cierto es que algunas fotos son preciosas, pero nos surgen varias incógnitas: ¿van vestidos de novios hasta el parque? ¿Les pedirán los turistas alguna foto? Esto huele a intervención de Iker Jiménez…
Gente alimentando a los pavos reales
Merece la pena transportar los picos de pan duro hasta El Retiro (por muy poco cool que quede) solo por ver el espectáculo que montan estas aves cuando se trata del arte de la conquista. Desde la redacción podemos confirmar que hemos llegado a ver a dos pavos peleando por la misma hembra. Como una noche en Kapital.