Lata Peinada, librería especializada en literatura latinoamericana que acaba de abrir en el número 6 de la calle Apodaca, no es una librería cualquiera. Este cliché (“no es como las demás”, “es que es diferente”) se entiende en base a cuatro ejes. A saber: un catálogo artesanal, una zona de cafetería, una promesa de estimulo cultural y una estantería con lo que ellas llaman joyitas.
“Somos argentinos y estamos acostumbrados a las crisis y a cómo salir de ellas o al menos a intentarlo”, dice Paula Vázquez, escritora y cofundadora de Lata Peinada, en referencia a lo arriesgado que es empezar un nuevo negocio en plena pandemia mundial. Aunque Lata Peinada no es (no en un sentido estricto) un negocio nuevo: en 2019 abrieron en Barcelona y, manteniendo abierto al otro local, ahora llegan a Malasaña. “El proyecto incluía desde el principio una apertura en Madrid”, dice Vázquez.
En referencia al primero de los ejes, el del catálogo artesanal, Vázquez dice que “El 50% son libros que nosotros importamos directamente y no tienen distribución en España”. Es decir, si Lata Peinada es un lugar único es porque aquí puedes encontrar un centenar de libros que no están en ninguna otra librería de Madrid. Alquimia (chilena), Entropía (argentina), Mansalva (argentina) o Laguna (colombiana) son algunas de las editoriales que copan las estanterías de Lata Peinada.
Cuatro mesas redondas y unas cuantas sillas se arremolinan junto a la pared izquierda del local: Lata Peinada también es un bar-cafetería. No es algo nuevo, claro, ni siquiera en el barrio: Tipos Infames ofrece un servicio parecido. Pero en Lata Peinada hacen el clásico tostado argentino. Y, bueno, también tienen café de especializad, cerveza de grifo, vinos, tartas, galletas o cruasanes.
La promesa del estimulo cultural se asienta en lo que ya han conseguido en Barcelona. “Queríamos ser algo más que un despacho de libros”, dice Vázquez. Por eso aquí (cuando el virus lo permita, hasta ahora se han hecho bastantes actividades Zoom mediante) se hacen presentaciones de libros, talleres, encuentros, charlas e incluso un festival de literatura que este año ha contado con la presencia de autores de la talla de Fernanda Melchor, Fabián Casas, Nona Fernández o Alejandro Zambra.
La zona que (con una de estas pizarras que suelen conmemorar el aniversario de una pareja y que imita los paneles de los cines estadounidenses de los años 60’) recibe el nombre de joyitas alberga primeras ediciones y libros difíciles de encontrar. ¿Ejemplo? Una primera edición de Cien años de soledad a la venta por una cifra cercana a los 3.000€.
“Desde el principio pensábamos en este barrio porque sabemos que es un barrio donde hay muchas librerías y queremos formar parte de este entorno”, dice Vázquez. Ahora su consolidación en el círculo de librerías capitalinas es cuestión de tiempo y de boca-oreja.