No hay ningún centímetro cúbico vacío de páginas. En los esquinazos que refuerzan las estanterías, forradas en papel de arriba a abajo, tampoco queda un hueco libre. La librería Pérez Galdós (calle Hortaleza, 5) está atiborrada de libros raros, desaparecidos e ilocalizables que derrotan al olvido desde estas baldas de madera vieja.
Allí es donde colocan sus hallazgos Jesús y Nieves, responsables del negocio de las letras descatalogadas desde hace 30 años. Detrás del mostrador, una familia entusiasta de la literatura hace de Celestina entre un libro peculiar y el lector que lo estaba buscando. Ese es el secreto de la antigua librería que sobrevive en el centro de una ciudad donde la historia se diluye y el cambio es lo único inmutable.
La librería donde no pasa el tiempo se moderniza
Parece que no hubiera pasado ni un solo día desde que Benito Pérez-Verde, el nieto de Benito Pérez Galdós, abriera la tienda en 1942. Los muebles atestados de novelas, ensayos filosóficos y tratados religiosos son los mismos que había entonces. Un retrato del escritor canario preside el rincón reservado a su obra. Sobre la fachada unas letras forjadas a mano y otra imagen de Galdós dan la bienvenida a los transeúntes.
No es difícil imaginarse al fundador confabulando en una de las tertulias prohibidas que se organizaban en la trastienda durante la posguerra, cuando no todas las ideas se podían compartir a voz en grito. Y pese a que pocas cosas han cambiado y los best seller son una minoría ante los libros más ancianos, la librería Pérez Galdós se mueve con soltura en la era digital.
Las baldas atestadas son el hogar temporal de unos 10.000 volúmenes. Nada comparado con el fondo editorial integrado por 300.000 títulos a los que se puede acceder a través de su página web, y que fuera del mundo virtual descansan en una nave de la periferia madrileña.
La especialización es la otra clave por la que la librería ha sobrevivido casi 80 años intacta. “La lucha contra las franquicias y contra el e-book ha sido a base de cosas que ellos no tienen», explica Nieves a Madrid Secreto. «Si tú quieres una primera edición en piel, un libro de 1600, allí no lo vas a encontrar”.
La eficacia de esta fórmula queda patente en un goteo de visitantes no cesa. Turistas, estudiantes, eruditos, curiosos… Clientes de todo pelaje cruzan la puerta cada pocos minutos con una petición, en apariencia, imposible. “Cuando la gente localiza el libro que estaba buscando, no se lo cree”, cuenta Nieves, orgullosa.
Las pausas entre llamadas de teléfono, consultas, cobros y pedidos son pocas y breves. La popularidad de la tienda trasciende las fronteras nacionales: gente de otros países viene a buscar libros a Madrid porque la librería Pérez Galdós ha dado con el ejemplar que daban por perdido.
Pasear por Madrid desde una novela de Galdós
Un aparador de cristal custodia la edición de los Episodios Nacionales que condujo a Galdós a la ruina. En la misma calle Hortaleza, en los bajos del número 132, el autor tenía la sede de su propia editorial, la que había montado tras separarse de su editor por problemas económicos. Entre esas paredes se fraguó una lujosa colección que resultó poco rentable. En el año 1904 el negocio cambió de dueños.
Nieves acaricia con delicadeza las cubiertas de seda y repasa con los dedos las ilustraciones que decoran las hojas de esta rareza literaria. Preguntada por el texto por el que empezar a leer al escritor, Nieves responde sin vacilar: “Por Fortunata y Jacinta, sin duda. Es un ensalzamiento de la mujer brava y fuerte que puede con todo”. Y para dar una vuelta por la capital en el siglo XIX: «Miau, Marianela y Misericordia«.
La librera opina que el Madrid de Galdós no ha desaparecido por completo. Como todo lo que parece perdido, el pasado de la ciudad también se puede recuperar entre estos estantes.
Fotos: Pedro Souto para Madrid Secreto