China, japonesa, mexicana, francesa, rusa, india… Las cocinas de los restaurantes de Madrid son como la alfombra mágica de Aladín. Te pueden enseñar platos maravillosos y despertar en ti el interés por otras culturas, pero ¿qué pasa con la nuestra? ¡Nosotros tenemos platos de sobra para presumir! Y lo mejor es disfrutarlos como si de un ritual se tratase.
Aquí sabemos si una comida ha sido un éxito por el tiempo que le dedicamos y sobre todo, por la compañía. Somos conscientes de que los días por excelencia para la sobremesa son el sábado y el domingo, pero hemos encontrado un lugar para disfrutar este momento los viernes: Makkila (C/Nuñez de Balboa, 75).
Salir de trabajar, ir al gimnasio, preparar la comida del día siguiente y volver a comenzar el ciclo. A veces, ser adulto es tan monótono que es necesario desconectar y lo mejor es que no hay que complicarse demasiado para hacerlo… ¿Cómo? Encontrando un lugar en el que darse un capricho y del que no tengas ganas de levantarte para, simplemente, dejar pasar las horas.
Makkila reúne todos los puntos necesarios para ello: un local bonito y un menú Especial Chuletón que merece el ‘certificado del cinturón de calidad’ compuesto por un chuletón que será capaz de conquistar al más fitness y que no viene solo, porque incluye una tortilla de patatas con cebolla caramelizada capaz de hacer que un plato con estrella Michelin se sienta desnudo a su lado y unas croquetas que fácilmente pueden convertirse en la peor pesadilla de cualquier abuela por competir directamente con las suyas. El buen vino, el pan, las patatas fritas y la ensalada de tomate completan este cuadro barroco, que servidos en platos dispares y con el filtro de Instagram adecuado se pueden convertir en el must have de la temporada.
¿Cómo no va a merecerse todo esto un convertirse en un ritual? Makkila es consciente de lo importante que es regalarnos esos momentos para nosotros, por eso ha guardado un rincón en su local del barrio de Salamanca. De esta forma, todos los que estén dispuestos a desconectar y dejarse llevar por el buen ambiente, ya saben dónde hacerlo… ¿Acaso no son los viernes para darnos un capricho?