Mariví Vidal Villalba hará que no volvamos a mirar la Puerta de Alcalá con los mismos ojos, o mejor dicho, hará que nos giremos a mirarla bien y descubramos todo lo que nos ofrece.
Es uno de los símbolos arquitectónicos más emblemáticos de Madrid. Se levanta como un arco de triunfo, para dar la bienvenida y acoger cálidamente a quienes llegan a la ciudad: es sin duda, La Puerta de Alcalá.
Compite con otras grades puertas que dan acceso a la ciudad: Segovia, Toledo, Atocha y Bilbao.
Ubicada en la rotonda de la Plaza de la Independencia, en el cruce de las calles Alcalá, Alfonso XII, Serrano y Salustiano Olózaga, daba entrada a aquellos que llegaban a la ciudad procedentes de Francia, Aragón o Cataluña. Pero conozcamos un poco más de su historia y de los “secretos” que ella alberga.
Fue manada construir por Carlos III con el fin de conmemorar su llegada a Madrid en calidad de Rey. El monarca desembarca en Barcelona procedente de Nápoles. Desde Barcelona se trasladará a Madrid y la ciudad le dará la bienvenida el 9 de diciembre de 1769, accediendo a la ciudad a través de la antigua puerta que ya existía, pero que no era de su agrado.
Por ello el monarca mandó construir una nueva puerta que diera mayor empaque y solemnidad a la ciudad, enmarcándolo como uno de los grandes planes de mejora de Madrid.
El monumento de gran valor arquitectónico, se distinguió por ser el primer arco de triunfo construido en Europa tras la caída del Imperio Romano. Más tarde llegarían otros también de fama internacional, como el arco de triunfo de París o la Puerta de Brandemburgo de Berlín.
Fueron presentados al Rey tres proyectos que competirían entre ellos: el del ingeniero militar José Hermosilla, el del arquitecto Ventura Rodríguez y dos propuestas diseñadas por Francisco Sabatini.
La anécdota surge, porque según decían, el monarca dio el visto bueno a los dos proyectos presentados por el italiano, creyendo en realidad que se trataba de uno solo. Parece ser y para no “corregir” al rey, el artista solucionó la situación de una manera discreta: fusionando los dos proyectos en uno solo; de ahí el resultado: que la puerta no sea asimétrica.
Pero antes de ahondar más y conocer sus secretos, diremos que se inaugura en 1778, que cuenta con una altura de 19,50 metros y que consta de cinco vanos; tres son centrales (para entrada y salida de carruajes) y dos puertas laterales, una a cada lado, para uso de peatones. En aquella época disponía de unas verjas que se cerraban por las noches.
Pero adentrémonos un poco más en sus secretos. Una de las diferencias más visibles es su asimetría. Así en el lado este, podemos ver que la obra presenta diez semi- columnas de estilo jónico y en el lado opuesto (hacia Cibeles) se observan dos columnas acompañadas de pilastras.
Si seguimos observando con detenimiento, coronando la puerta, en su punto más alto y sobre el arco central, en el lado este aparece el Escudo Real de la época, el Escudo de los Borbones y la Corona Real, sujetado por la “Fama” época, el Escudo de los Borbones y la Corona Real, sujetado por la “Fama” y un niño que representa el “Genio”. Justo al lado contrario, corona la puerta lo que aparenta ser los torsos de guerreros recostados. Las armaduras vacías simbolizarían la paz.
Si descendemos un poco más, en el lado este sobre la puerta, hay cuatro niños que representan las cuatro virtudes: Fortaleza, Templanza, Justicia y Prudencia. Justo en la fachada contraria descansando en la cornisa aparecen unos triunfos sin caras que representan diferentes victorias.
Si nos fijamos, justo encima de cada arco en la cara este, aparece la cara de un sátiro simbolizando la fertilidad, en su fachada contraria se encuentra la cara de un león simbolizando la soberanía, vigilancia y protección de la paz.
Otra diferencia significativa es que en los dinteles de las puertas extremas, en su lado este, hay unos tarjetones con decoraciones florales que simbolizarían la fertilidad, en su lado opuesto esos tarjetones son cornucopias que representan la abundancia.
Y ya por último y aunque pudiera parecer que aquí si hay coincidencia en ambos lados de la Puerta, sin embargo no es así. Y es que en el arco central en ambas caras figura la inscripción: “REGE CAROLO III ANNO MDCCLXXVII”, con la sutil diferencia que en el lado de la fachada este, tiene una guirnalda, ornamento que no existe en el lado contrario.
Todos estos secretos y curiosidades guardan este simbólico monumento del pueblo de Madrid.
Con su majestuosidad ha sido testigo de multitud de acontecimientos históricos. Ha sabido resistir al paso del tiempo conservando su elegancia. Así en 1823 sería testigo de la invasión de las tropas francesas, los llamados 100.000 hijos de San Luis, para apoyar el absolutismo de Fernando VII, quedando para el recuerdo los impactos de bala en el monumento, que aún en la actualidad se conservan.
Ha dado entrada a vencedores y vencidos, pero sobre todo ahí está ella viendo pasar el tiempo: La Puerta de Alcalá.