Los inicios de la tienda de los hermanos Relloso se remontan a principios del siglo XIX, pero el 21 de la calle Palma vivió su época dorada en las décadas de los 70 y los 80.
Antes de los puestos de pizza y mucho antes de las tiendas de chinos abiertas de forma continua, las esquinas de cualquier calle de Madrid estaban tomadas por los colmados, en los que podías encontrar cualquier cosa. A día de hoy, puede que Alimentación Relloso fuesen de los pocos que quedaban en pie, porque el pasado martes dijo adiós después de 45 años sirviendo sus famosos bocatas a todo aquel que se acercaba a sus ultramarinos.
Joaquín y Pedro Relloso vinieron de un diminuto pueblo de Burgos hace 45 años, los mismos que llevaba abierta su pequeña tienda y los mismos que llevaban preparando sus bocadillos de fiambre y queso recién cortados, los cuales costaba bastante vender en los últimos años ante la creciente competencia del barrio.
Cuentan que durante los 80, Alaska (que vivía por la zona) fue una fiel cliente de estos ultramarinos.