La vida en la capital ya nos pone demasiadas trabas para tener un mal día, pero todos los días vivimos “pequeños grandes milagros” que se pueden celebrar Con_Vino.
¿Que diferencia una situación “normal” de una “especial” para celebrar la segunda y no la primera? Aunque la cosa varía dependiendo de la persona, hay factores comunes, como el hecho de que haya sucedido algo bueno. Normalmente, algo que llevabas tiempo esperando o qué te ha costado mucho conseguir. En definitiva, una celebración de un proyecto a largo plazo.
Es más, en la primera, la cosa es bastante informal: te tomas una cerveza o un refresco en cualquier lugar, sin prepararte para la ocasión. Vamos, que improvisas. En cambio, los grandes momentos los preparas a conciencia: eliges dónde celebrarlos, te vistes para ellos y sobre todo, brindas por ellos. Ahí entra en juego el vino. Y es que sin saber por qué´, el fermento de uva aporta más calidad al momento: lo realza. La cuestión es… ¿por qué esperar a que los momentos sean grandes para celebrarlos? Con lo que ya cuesta salir de las sábanas calientes, el resto del día es un reto constante. Así que da igual si entiendes o no de vino, si te gusta el blanco con la carne o si mezclas el tinto bueno con gaseosa; lo importante es que encuentres al menos una vez al día un momento por el que merezca la pena descorchar una botella. Y en nuestra jungla de asfalto hay varias ocasiones para hacerlo:
La Navidad tiene muchas cosas bonitas, pero también colapsa Madrid. Aún no ha llegado, pero… ¿recuerdas esa sensación de intentar coger un taxi por esas fechas? Si lo logras a la primera… ¡Cuando llegues a casa abre un buen tinto!
Cuando encuentres sitio en un bar de La Latina en pleno domingo (con El Rastro de por medio)… ¡A brindar!
Cuando al siguiente metro le quedan de verdad dos minutos, ni uno más… ¡Bienvenido sea un blanco cuando llegues a tu destino!
Llegar a casa y tener el piso para ti solo/a porque tus compañeros no están… ¡picoteo, serie y copita de vino!
Qué te encarguen comprar un billete de Lotería en Doña Manolita y no haya cola cuando vayas a por él es motivo suficiente para una buena copa de vino.
Salir de fiesta por Madrid (y su gran amplitud de discotecas) y coincidir con la persona que te gusta… ¿Alguien dijo rosado?
Si trabajas por Plaza Castila y no te encuentras atasco al salir de la oficina…¡Eso se merece una copa de vino con los colegas!
Pasar el verano en Madrid, pero tener piscina… ¡Descorcha un blanco fresquito!
Como puedes ver, se puede celebrar la vida de mil formas diferentes, pero no olvides hacerlo en buena compañía: con el repiqueteo de dos copas de vino chocando entre ellas.