No podemos (ni tampoco sabríamos) explicar qué pasó cuando fuimos a la experiencia de Madrid Paranormal. Tan sólo podemos deciros que tenéis que vivirla para que podáis entenderlo.
Los antecedentes al evento ya nos causaron una gran expectación. Victor Cerro, el encargado de conducirnos por este “viaje”, nos advirtió (en más de de una ocasión) que podíamos abandonar en cualquier momento, pero ya sabemos que la curiosidad mató al gato, y a nosotros a parte de algunos kilitos, también nos sobran las ganas de descubrir.
Justo antes de ir recibimos un correo: “las fuerzas ocultas a las que nos enfrentamos pueden utilizar sus recuerdos para defenderse, incluso pueden jugar con sus sentimientos para confundirle. Si vienen tienen que aceptar que esto puede sucederles”. Leyendo esto, puede que penséis que lo que menos os apetece un domingo por la tarde es ir a pasar miedo, pero no negaréis que hay una parte de vosotros que pide desde dentro que vayáis a pesar del “cague” que tenéis en el cuerpo.
Así que eso hicimos nosotros, dejar a un lado nuestra parte más miedica y presentarnos en la Plaza de Chueca (es la única información que nos dieron).
A partir de ahí, la cosa se volvió cada vez más misteriosa. Nos llevaron a un edificio que data de 1890 y que sólo con entrar ya daba mal rollo.
Os advertimos que no tiene nada que ver con un pasaje del terror, así que no tendréis sustos inesperados de alguien maquillado como la niña del exorcista trasnochada, pero ¡ojo! eso no significa que no os llevéis algún sobresalto que otro. Nunca habíamos vivido algo así antes y como os hemos dicho al principio, tampoco podemos explicaros qué fue lo que sentimos…
Lo mejor es que vayáis vosotros mismos a comprobarlo y que veáis hasta dónde sois capaces de llegar…