La Comunidad de Madrid aplica desde hoy las nuevas restricciones acordadas con el Ministerio de Sanidad para frenar el avance del coronavirus, entre las que se encuentra la prohibición de fumar en la calle y el cierre del ocio nocturno. En el decreto que regula estas cuestiones se ha incluido una medida extra: las mascarillas con válvula exhalatoria quedan prohibidas.
Estos tapabocas son del tipo FFP2 (las que incorporan válvula, dado que no todas la tienen) y FFP3, que el pasado mes de junio fueron calificadas por Fernando Simón como «las egoístas».
El médico y director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias sintetizó con ese adjetivo el problema de estas mascarillas: solo protegen a quien las lleva puestas y ponen en riesgo a los demás porque no filtran el aire exhalado. Así, las gotículas del virus pueden salirse de la protección facial e infectar a otras personas mientras el portador sí permanece protegido.
Por esta razón, la Comunidad de Madrid ha decidido reservar las mascarillas con válvula para el ámbito sanitario. El resto de la población debe llevar las mascarillas quirúrgicas (protegen a los demás de ti, pero no a ti de los demás si no la llevan puesta) y las higiénicas (como las KN95, que protegen a los demás de ti y a ti de los demás).
La prohibición de la mascarilla con válvula no es exclusiva de Madrid, sino que ya está implantada en otras regiones españolas, siendo Galicia la comunidad pionera en restringir su uso.
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