Los pecados navideños se cuentan por toneladas.
Un trocito de turrón por aquí, un mazapán por allá. Polvorón viene, mantecado va. Al pesar en la báscula los excesos que todas las familias madrileñas van a cometer estas fiestas, las cifras son como para que salte la alarma en la Organización Mundial de la Salud.
Más de un millón de dulces navideños van a vender las 600 pastelerías de la Comunidad, según la Asociación de Empresarios Artesanos de Pastelería de Madrid.
Este año nos soltamos el botón de los pantalones y pasamos del cinturón. Nos rendimos al azúcar: la producción de estas delicias ha crecido un 1,8% respecto al año pasado.
¿Por qué postres perdemos la cabeza los madrileños? Nos vamos a meter entre pecho y espalda 600.000 kilos de turrón, en especial de praliné, que según la Asociación es el favorito (seguido por el de yema y el de chocolate). Tampoco nos vamos a cortar con otras bombas calóricas: 200.000 kilos de polvorones y unos 100.000 kilos de mazapán se harán hueco en nuestros estómagos durante estas navidades.
A Madrid no le amarga un dulce, eso está claro.