Después de una resaca, en San Isidro, para desayunar, merendar, cualquier hora es buena para tomarlos y lo mejor es que en la capital tienes unos cuantos lugares para elegir dónde comer los mejores churros de Madrid. Por qué ya casi forman partes de algunos de nuestros mejores momentos hemos querido dedicarles el homenaje que se merecen, venerándolos con unos buenos mandamientos:
- Porras y churros tú pedirás. No solo porque no seas capaz de decantarte por unos u otros, sino porque quedarás como un/a rey/reina si los llevas a casa de alguien y no sabes si es más de churros o porras.
- No mojarás el churro en vano. Habrá gente que lo moje en café, otros no sabrán si hacerlo en Nesquik o Colacao… ¡Pero lo más auténtico es hacerlo en chocolate!
- El chocolate casero venerarás. Y hablando de dónde meter el churro, puestos a engordar, que sea con un buen chocolate artesanal. Nada de esos que se calientan en microondas y listo.
- Del azúcar no abusarás. Cierto toque de azúcar los hace aún más irresistibles… Pero, ¡nada de rebañarlos!
- Aceite de oliva virgen tu siempre usarás. Nada de utilizar cualquier sucedáneo del oro líquido español.
Tanto para la preparación como para freírlos, siempre hay que utilizar aceite de oliva. - Honrarás los desayunos de resaca con unas buenas porras. Aunque eso te suponga tener que aguantar una cola para poder hacerlo.
- Nunca tus prendas tocarás mientras comes churros. A no ser que quieras tirarlas todas a la basura, porque el aceite no sale ni a la de tres.
- No pronunciarás el nombre del churro en vano: saber preparar este manjar es todo un arte, así que nada de utilizar la expresión “me ha salido como un churro” para referirte a algo negativo.
- Si salir no podrás, a domicilio los pedirás. Cuando descubrimos que esto era posible, una lágrima de felicidad cayó por nuestra cara.
- Los tradicionales siempre codiciarás: rellenos de crema, de chocolate y hasta de fresa, muy buenos, pero como los clásicos… ¡Ningunos!